Italia: el "referéndum de Herodes"
12 de junio de 2005Desde hace años no se veía en Italia semejante batalla ideológico-religiosa como la que ha desatado el referendo que este domingo y lunes convoca a la ciudadanía a pronunciarse sobre una delicada materia ética. La pugna ha abierto brechas incluso al interior de los partidos y alianzas políticas, en un debate profundamente emocional en que la Iglesia Católica se alza como el único conglomerado que tiene una opción claramente definida: desde los púlpitos se ha llamado abiertamente a no participar en la consulta, que uno de sus detractores llegó a bautizar como "el referéndum de Herodes".
Los puntos en discusión
En concreto, los italianos han sido llamados a decidir si flexibilizar la nueva legislación, que actualmente sólo permite la fertilización artificial a matrimonios y parejas heterosexuales que no hayan podido tener hijos, utilizando óvulos y espermatozoides de la propia pareja. Es decir, impide recurrir a bancos de semen o al material genético de terceros.
La ley vigente prohibe, además, fecundar más de tres óvulos y realizar exámenes para detectar enfermedades o anomalías genéticas antes de su implantación en el útero. La normativa, que entró en vigor el año pasado, atribuye a los embriones los derechos de un ser humano y veda la posibilidad de congelarlos, al igual que la investigación con células madre embrionarias.
¿Al César lo que es del César?
Tan apasionado ha sido el debate que la lógica parece haber quedado olvidada en el fragor de la batalla. Por lo menos las encuestas ofrecen un panorama contradictorio. Si bien la mayoría de la población dice estar a favor de una flexibilización de la ley, también es una mayoría la que manifestó su intención de no acudir al referéndum que podría poner en práctica una enmienda. Así las cosas, se duda de que la participación supere el 50% necesario para que la consulta tenga validez.
El referéndum se perfila pues como un triunfo para la Iglesia Católica, que llamó a la abstención y lanzó a la balanza todo su peso, con el apoyo del nuevo Papa, Benedicto XVI. ¿Estamos ante una nueva marea de religiosidad, desatada por la sucesión pontificia? Difícil resulta determinarlo con certeza, considerando que los italianos también se pronuncian mayoritariamente por establecer una clara división entre los asuntos de la Iglesia y los del estado y la sociedad civil. Pero lo cierto es que en esta oportunidad el Vaticano por lo visto no sufrirá una derrota como las de la década del 70 y el 80, cuando se discutía sobre el aborto y la ley de divorcio en Italia.