Jornadas de Lectura: “hay algo sonoro escondido en un libro”
23 de noviembre de 2007La Stiftung lesen, Fundación Leer, convoca hoy, por cuarto año consecutivo, a la Jornadas de Lectura. Por todo el territorio alemán actores, maestros, escritores, periodistas, médicos o políticos leen, básicamente, para público infantil.
Guiada por el lema de “despertar el gusto por la lectura, para enseñar a leer”, esta fundación -que es patrocinada por el gobierno alemán, los ferrocarriles alemanes Deutsche Bahn y el semanario Die Zeit entre otros- ha logrado reunir para esta jornada a 7.000 narradores. Con ello, aparte de sembrar el apego a la lectura en los niños, la fundación pretende hacer conscientes a los adultos de la relevancia que tiene de esta sencilla actividad para las mentes y las almas de sus hijos.
Sencilla e importante actividad
Según datos que maneja la fundación, leerles a los niños aporta a su capacidad lingüística y a su desarrollo cognitivo, más que cualquier otra diversión mediática. Lamentablemente, según una encuesta de Stiftung Lesen, sólo un 42 por ciento de los padres alemanes les brindan a sus hijos el cálido placer de una historia narrada con voz propia. Es más, a menor ingreso, menor la cantidad de narraciones orales que reciben los niños por parte de los adultos. Según Heinrich Kreibich, presidente de Stiftung Lesen, otro de sus objetivos es paliar un tanto este déficit social. Para ello se ha organizado una red de lectores voluntarios, que ofrecen sus servicios de narradores todo el año. En ese contexto,la Jornada de Lectura es el evento especial: nombres ilustres se encuentran en su larga lista de narradores. Entre ellos, Cornelia Funke, la escritora alemana del momento, que muchos equiparan a la creadora del aprendiz de mago, Harry Potter.
Cornelia Funke leída por ella misma
Con su serie de Die wilden Hühner (Las Gallinas Locas), la “Rowling alemana” se ganó al público infantil femenino. Drachenreiter (El Jinete del Dragón) o Herr der Diebe (El señor de los Ladrones) incluyó en su espectro de lectores a los chicos. Pero fue su trilogía Tintenwelt (Mundo de tinta) lo que ha llevado a un público masivo, no sólo infantil, a sus lecturas. A Tintentod (Muerte de tinta) -el último de la trilogía en torno al mundo que surge de los libros de Mo y Meggie- esta jornada le cae de perlas, pues apenas en septiembre de este año salió al mercado alemán.
"Leerles a los niños sea probablemente la mejor manera de atraerlos al mundo de la tinta”, comentó la exitosa autora a la emisora Deutschlandfunk, “creo firmemente que cuando se les lee con regularidad en la casa o en las escuelas los niños se vuelven entusiastas de la lectura”. A juzgar por la buena acogida que tienen estas jornadas y por los miles de niños que han hecho fila en Berlín, Hamburgo y Colonia para escuchar a la autora leer tres capítulos de su mágico mundo de tinta, eso de narrarles a los niños –sin película, sin juegos de computadora, sin mayor despliegue mediático- sí que tiene sentido.
“Siempre se subestima cuánto pueden disfrutar los niños de la belleza del lenguaje”, explica una Funke conocedora de la materia subrayando, “Por eso les gusta tanto que les lean. Porque saben que allí hay algo muy sonoro, escondido en un libro”.