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Juicios y prejuicios de la Alemania profunda o cómo dejar los clichés germanos a la altura del betún

JCM2 de agosto de 2005

Alemania: país de grandes pensadores, filósofos, deportistas, técnicos y artistas. Alemán: rechoncho rubio con barba que sostiene una cerveza en una mano y en la otra, una salchicha, ambas de enormes dimensiones.

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¿Alemana o no?Imagen: AP


Es inevitable crear un prejuicio sobre un grupo de personas que comparten un rasgo común como la religión, ideología, nacionalidad, edad, sexo… Nadie conoce el origen de estos prejuicios infundados o colgados como un San Benito. La cuestión es que existen y hay una cierta verdad en ellos. Lejos de probar la certeza de estos clichés, nos hemos propuesto desmantelar todo prejuicio infundado sobre Alemania y los alemanes.

Bier bringt hier in Rostock die Kellnerin Nicole Kalderos
Cerveza hasta en la sopa.Imagen: AP

La fama de que los alemanes son unos buenos cerveceros es cierta. La cerveza alemana está considerada como la mejor del mundo. Actualmente existen en Alemania más de 5.000 tipos de cerveza, entre las que se distinguen dos categorías principales, la alta y la baja. La ignorancia te hace creer que la categoría alta es para aquellos que miden casi dos metros y la baja para los demás. Pero no es así, éstas se diferencian por su técnica de elaboración y el proceso de fermentación.

La cultura de este "zumo de cebada" es tal, que se puede obtener la cerveza en las máquinas de bebidas de los trabajos. ¿Cerveza en el trabajo? Esto no ocurría en mi país. Si esto sucediera podrían pasar varias cosas: 1) El encargado de reponer las máquinas tendría que hacer horas extras para meter cervezas debido a la abrumante demanda 2) Se pasaría de saludar al jefe con "Buenas tardes Don José" a "¡Qué pasa Pepe!" 3) Las esquinas de la oficina correrían el riesgo de estar mojadas continuamente y no por agua precisamente. Además, la cerveza en el trabajo originaría una sensación de explotación laboral, ya que después de unas cuantas copas el trabajo parecería el doble.

Es geht um die Wurst
Creo que estoy en Alemania.Imagen: AP

Otro punto que varía después de una experiencia en este país y, además, uno de los grandes clichés de Alemania, es el aspecto físico. Creemos que los alemanes son todos rubios, de ojos claros y corpulentos. Cuando entras en el tranvía hay tantas razas diferentes y pareces estar formando parte de un anuncio de las Naciones Unidas. Decides sentarte y a tu lado se acomoda un individuo de rasgos asiáticos.

Para entablar conversación le dices: "me encanta la comida china". La primera mirada que te echa el individuo es de indiferencia, pero tú continúas porque quieres entablar una conversación interesante con alguien de tan lejos. "Oye, ese Bruce Lee es increíble". Gira su cabeza y te mira cada vez más fijamente mientras que frunce el ceño. "Parece que no le gusta Bruce Lee", piensas. Cuando estás apunto de iniciar el siguiente comentario, nuestro compañero de viaje nos interrumpe diciendo: "no siga, yo soy de Hamburgo". Vaya, quien lo iba a decir. Todas las imágenes que tenía sobre el alemán rubio con barba y cerveza en la mano, se han derrumbado en un segundo.

Döner Kebab Imbiss in München
Especialidad alemana en comida rápida: el Doner KebapImagen: AP

Otra idea que cambia es la concepción del idioma. Cuando no lo entiendes suena bastante duro, fuerte e intimidante. Tanto es así que, cuando alguien me habla en alemán suelo responder: "¡tú lo serás más!", por si acaso. Pero esto es una concepción equivocada, el alemán es una lengua bonita y dulce provista de diminutivos cariñosos. O eso, o cuando habla Claudia Schiffer todo me parece bonito y dulce.

Las salchichas alemanas es uno de los productos más conocidos del mundo. La salchicha o Würstchen (en alemán) es el elemento característico de la cocina alemana. Dicen que Alemania posee casi 1.500 tipos diferentes de salchichas. Con esta amplia variedad y la fácil cocción no es de esperar que sea el alimento preferente de este país de la Europa Central. Las expectativas te hacen creer que todo alemán camina con una salchicha o Würstchen en la mano. Llegas incluso a creer que todos los perros aquí son de la raza salchicha o perros Würstchen. Pero no es así, de hecho es más común encontrar un Doner Kebab (carne adobada de origen árabe) que un puesto de salchichas.

En definitiva, los clichés (en ocasiones) no son lo más generalizado de un país sino lo más característico. Eso sí, una buena cerveza alemana mientras degustas una exquisita salchicha teutona, servida por una guapa germana, más que un cliché, para mi es un sueño.