Kofi Annan desprestigiado
8 de septiembre de 2005El Handelsblatt, de Düsseldorf, apunta: "El déspota Saddam Hussein y sus cercanos hicieron por años negocios turbios con enviados de la ONU y empresas del sector energético, mientras la población seguía sumiéndose en la miseria. Ahora, el antiguo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Paul Volcker, presentó una prolija lista de los pecados cometidos. La ONU sale ahí muy mal parada: la conclusión es que el mayor programa humanitario de su historia se convirtió también en su mayor caso de corrupción. Como consecuencia, Volcker exhorta a realizar amplias reformas en la organización mundial. Paul Volcker tiene razón. La ONU tiene que actuar decididamente contra la desidia en sus propias filas. Una organización mundial chapucera, que tiende permanentemente al mal manejo financiero, no puede acometer con éxito las gigantescas tareas globales del siglo XXI, desde el desarme y el combate contra la pobreza hasta la defensa de los derechos humanos en el mundo entero".
Reforma indispensable
El País, de Madrid, coincide y señala: "Annan pierde respetabilidad en unos momentos cruciales, cuando la semana próxima se va a celebrar la cumbre a la que asistirán más de 170 mandatarios para celebrar el 60º aniversario de la ONU, que tiene sobre la mesa una reforma en profundidad de la organización que puede quedar en papel mojado. El peligro es que se limite a la gestión interna y no aborde un proyecto más ambicioso para adaptar la institución, eje central para un multilateralismo eficaz del que recela la Administración de Bush, a los retos del siglo XXI. (...) Irak ha debilitado a la ONU: por este programa y por la ilegal invasión. Lo que ponen de relieve estos episodios es que reformar a fondo la institución es indispensable para la gobernanza mundial."
Pecados de omisión
The Times, de Londres, comenta: "El punto más controvertido del informe atañe al papel del secretario general de la ONU, Kofi Annan. Quien ocupe ese cargo debe ser un diplomático con experiencia pero, de acuerdo a los estatutos, es también jefe de la administración de la ONU. Annan no es sobornable ni corrupto. Volcker indica que sus culpas consistieron en haber pasado cosas por alto o en no haber actuado. Pero fueron errores desastrosos. La crítica es fuerte y apunta a su persona. Él debe aceptarla y asumir la única actitud honorable que cabe como consecuencia".
Las culpas de las empresas privadas
El Basler Zeitung, de Basilea, opina: "El informe Volcker no escatima en palabras duras. Habla de 'enormes fallas', comportamiento 'ilegal, poco ético y corrupto' y de 'fracaso administrativo'. Pero cuando se trata de casos concretos, se diluye (...) La comisión independiente no encontró muchos casos de corrupción en la administración del programa. Distinta se ve la cosa en lo tocante a las 4000 empresas que compraron petróleo y suministraron alimentos a Irak con el consentimiento de la Comisión de Sanciones del Consejo de Seguridad, dominada por Estados Unidos. Se estima que aproximadamente la mitad de ellas, entre las que también se cuentan empresas estadounidenses, pagaron en forma encubierta un total de más de 10 mil millones de dólares a Saddam Hussein. Pero ante ellas Volcker es impotente, porque en el mundo de los negocios rigen otras reglas que en el servicio público".