La crisis, protagonista en las manifestaciones del 1° de mayo
1 de mayo de 2009Los ánimos no están tan caldeados en Alemania como en Francia, donde este 1 de mayo llegaron a escucharse inquietantes advertencias lanzadas por manifestantes al presidente, tales como “Sarko, acuérdate de 1789. ¡El pueblo está furioso!” Pero el malestar también se hace evidente entre los sindicalistas alemanes y las más de 480 mil personas que, según las organizaciones laborales, acudieron a las manifestaciones celebradas en diversas ciudades del país.
Neonazis provocan incidentes
Sin embargo, la “furia” germana se limita a la retórica, sin generar una movilización mucho mayor que en años anteriores, ni menos dar señas de traducirse en efervescencia social. Los brotes de violencia que se registraron este 1° de mayo en las calles de algunas urbes alemanas estuvieron a cargo de otros protagonistas: grupos de extrema derecha que desde hace tiempo vienen utilizando las celebraciones del Día del Trabajo para hacerse notar.
Tanto policías como asistentes a las concentraciones sindicales han sido blanco de ataques de la extrema derecha, por ejemplo en la ciudad de Dortmund, donde los neonazis arremetieron con palos y piedras contra la gente. En Ulm, entretanto, sectores de extrema izquierda atacaron con piedras y botellas a extremistas de derecha que intentaban llevar a cabo una marcha.
Las demandas sindicales
Incidentes de esta naturaleza nada tienen que ver con el espíritu del Día del Trabajo, como subrayó el jefe de la Confederación Alemana de Sindicatos (GDB). Michael Sommer calificó a los ultraderechistas de enemigos de la democracia, enfatizando que el movimiento sindical no se dejará amedrentar por ellos. Pero, en primera línea, son otras las preocupaciones de los sindicatos en estos tiempos de crisis económica que ponen en peligro miles de puestos de trabajo.
La tónica general de los discursos de este año la marcó la demanda de preservar las plazas laborales. Sommer lo expuso así, reflejando el tenor de las palabras de muchos oradores: quien está dispuesto a entregar miles de millones para salvar a los bancos, debe también gastar sumas similares en favor del empleo. Y, por supuesto, no faltaron las ácidas críticas contra los “inescrupulosos capitalistas de casino y especuladores sin conciencia” que desataron esta crisis que ahora amenaza a “millones de trabajadores”. En este contexto, las demandas sindicales no se limitaron al incremento de impuestos para los tramos de ingresos superiores, sino que hicieron hincapié en la necesidad de aumentar los controles para poner coto a la especulación financiera. Y eso es algo que todavía no se concreta, pese a las declaraciones y promesas de la cumbre del G20 en Londres.
Autora: ERS/dpa/reuters/afp
Editora: Claudia Herrera Pahl