Alemania está lista para debutar
15 de junio de 2014
Las críticas del pasado han dejado huella en el seleccionador alemán. Joachim Löw ha escuchado a aquellos que le recordaron que su pasión por el fútbol ofensivo y vertical venía haciéndose a costa del trabajo defensivo. Alemania, en los torneos recientes, exhibió un déficit evidente en la línea posterior y un cómodo superávit en el ataque.
El propio capitán de la selección alemana, Philipp Lahm, se quejó repetidamente de que una de las debilidades de su equipo era la defensa de la que él mismo hacía parte como lateral. Lahm no se cansó a lo largo de los años recientes de añorar el equilibrio entre defensa y ataque, algo que el entrenador Löw lleva buscando desde hace mucho tiempo sin encontrar la respuesta adecuada.
Inclinar la balanza
Joachim Löw intentó diferentes alternativas para compensar las debilidades alemanas a la hora de defender. La que mejor resultado le dio fue la de atacar sin pausa, haciendo uso de los excelentes jugadores ofensivos con los que cuenta. Y aunque con ese fútbol los alemanes han llegado lejos, hasta ahora tampoco les ha alcanzado para cumplir la meta de ganar un gran título internacional.
En Brasil, en la que probablemente es la última oportunidad de ganar un Mundial tanto para Löw como para un buen grupo de los jugadores responsables de la modernización del fútbol alemán (Philipp Lahm, Bastian Schweinsteiger y Miroslav Klose, entre otros), la selección probará otra cosa. Esta vez la balanza se inclina a favor de una ordenada labor defensiva y un ataque punzante, pero libre del peso del partido.
Por eso, tal y como lo presentó en el partido de despedida ante su afición antes de emprender el viaje a Brasil, Löw contempla plantear atrás una robusta línea conformada por cuatro jugadores que son defensores centrales: Jerome Boateng, Per Mertsacker, Mats Hummels y Benedikt Höwedes. Por delante suyo, como un socorrista dispuesto a acudir a ayudar en cualquier emergencia, Philipp Lahm, a quien le asisten dos mediocampistas de buena recuperación de balón y cubrimiento de espacios: Sami Khedira y Toni Kroos.
Los fundamentales
En total, Alemania tendrá frente a Portugal a siete jugadores con una función defensiva clara. Entre ellos habrá uno de cuyo papel dependerá el funcionamiento del equipo de Löw: Philipp Lahm. Posicionado como un “moderno Beckenbauer”, y ejerciendo de “líbero contemporáneo” que en vez de actuar a espaldas de la defensa se mueve por delante de ella, el capitán será el jugador esencial para los alemanes.
Lahm no será el hombre del pase final, tampoco el encargado de la asistencia de gol (aunque pueda llenar ambos roles), sino el de tapar los huecos, el de asegurar la salida del balón, bien sea en sus pies o cubriendo el vacío que deje el central o el mediocampista que lo transporte hacia adelante.
El seleccionador Joachim Löw también tiene en el repertorio encomendarle una tarea significativa a su más novedoso invento, que quizás se convierta en la gran novedad estratégica del Mundial: los “falsos laterales”. Esos dos defensores centrales que marchan por la banda exterior (Boateng y Höwedes) cuya tarea va más allá de simplemente sumar al ataque, están allí para ante todo aliviar la carga de contención de los atacantes (probablemente Thomas Müller, Lukas Podolski y Andre Schürrle), quienes entonces podrán rotar posiciones al frente con mayor libertad.
La recuperación del arquero Manuel Neuer, quien podría ser titular ante Portugal, también enriquece el nuevo esquema de la selección alemana pues con él, junto a Lahm y el central Mats Hummels, se refuerzan las opciones de una salida del balón con profundidad hacia adelante. En dos, tres pases, los alemanes estarán en posición de ataque, algo que el entrenador Löw persigue insistentemente; algo a lo que pese a las modificaciones en su planteamiento seguirá siendo una constante.
La importancia del banco de suplentes
Los alemanes también han comprendido que en Brasil deben jugar menos aferrados a una idea, y más adaptando su estilo de juego a las condiciones en las que se desarrolla la competencia por el título mundial.
El clima es un factor que juega en contra de los europeos y por ello el desgaste físico a las temperaturas tropicales del país anfitrión ha sido calculado por el cuerpo técnico alemán. Por esto Joachim Löw opta por no jugársela por una plantilla titular, sino que reserva importantes figuras en el banco que en momentos claves de cada partido le permitirán elevar la calidad, refrescar el equipo y cambiar el dibujo táctico. Bastian Schweinsteiger, Mario Götze, Miroslav Klose y hasta el mismo Mesut Özil harán parte de una reserva lujosa.
Italia, en su triunfo contra Inglaterra, ya exhibió la importancia táctica que tiene en el calor de Brasil el manejar los ritmos, el saber frenar y acelerar en los momentos apropiados. Colombia, en su victoria sobre Grecia, documentó detalladamente el gran valor de anotar de primero, de irse en ventaja y poder dosificar fuerzas. Holanda, al ganarle a España, le mostró al mundo que hay un antídoto contra el fútbol de posesión.
Para Alemania estos hechos no han pasado desapercibidos, y contra Portugal tendrán que comprobar que no solo han aprendido las lecciones, sino que han tomado las medidas correctas para minimizar los errores. “Jugar contra Portugal es lo mejor que nos podía pasar, no hay como empezar el Mundial con una final”, contó Manuel Neuer. Lukas Podolski anunció que el objetivo es que los rivales digan con admiración “¡vaya, aquí están los alemanes!”.
El entrenador Joachim Löw se limitó a revelar “todos los jugadores de la selección están al 100 por ciento de su condición física, y durante estos días en Brasil el espíritu del grupo es cada vez mejor”. De su plan para ganar el título mundial no dejó entrever demasiado, pero éste se verá a partir de ahora.