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"Conciencia del otro"

28 de noviembre de 2011

La escritora mexicana Carmen Boullosa está moderando un encuentro con tres escritores alemanes en la FIL de Guadalajara. Habló en exclusiva con Deutsche Welle sobre su amor por la literatura alemana y su nueva novela.

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Carmen Boullosa, autora de ''Son vacas, somos puercos'', modera debate con escritores alemanes en la FIL.
Carmen Boullosa, autora de ''Son vacas, somos puercos'', modera debate con escritores alemanes en la FIL.Imagen: picture-alliance/dpa


Carmen Boullosa nació en la Ciudad de México el 4 de septiembre de 1954. Es poeta, guionista y dramaturga. Es autora, entre otras novelas, de Mejor desaparece, Son vacas, somos puercos y Cielos de la Tierra. Recibió el Premio Xavier Villaurrutia de México, así como el Premio de Novela Café Gijón de Madrid. Vivió en el año 1995 en Berlín con sus dos hijos, invitada por el programa para artistas y escritores residentes de la DAAD (Deutscher Akademischer Austauschdienst). En 1996 se le otorgó el premio, el Liberatur de la Ciudad de Fráncfort, por la versión alemana de su novela La milagrosa. En 1997, el premio Anna-Seghers, en el Instituto Iberoamericano de Berlín, por el conjunto de su obra. Vive actualmente en Nueva York, donde participa en el programa “Café Nueva York”, en el que se entrevista a escritores y artistas de habla hispana. En México es cofundadora, junto con Salman Rushdie, de la Casa Citlaltépetl que acoge escritores perseguidos.

Carmen Boullosa está en Guadalajara moderando la mesa Berlín en tiempos brillantes, en la presencia de Alemania como invitado de honor de la FIL. En el debate participan tres escritores alemanes que ella misma tradujo: Monika Maron (Animal triste, 1996), Vladimir Kaminer (La disco rusa, 2000) y Adam Soboczynski, nacido en Polonia y considerado uno de los periodistas más notables de su generación.

Deutsche Welle: ¿Cómo se relacionó usted con la literatura alemana?

Carmen Boullosa: Estoy muy contenta de haber sido invitada a participar en una mesa de debate con tres escritores alemanes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Volví a nacer como mexicana cuando viví un año en Berlín como escritora residente, en el año 1995. Fue una experiencia muy fuerte que cambió mis ideas sobre mi propio país, sobre mi propia persona. Y, por lo tanto, también la idea que tengo del mundo. Me invitaron a participar de la mesa de debate “Berlín en tiempos brillantes”, de la FIL de Guadalajara, con tres autores alemanes. Esta ha sido otra experiencia muy fuerte porque vivo en Nueva York hace diez años y estoy leyendo todo el tiempo a autores latinoamericanos, y tengo una especie de avidez de leer lo nuestro, debido a la distancia. Y esta ha sido una oportunidad de volver a ver otro pedazo de mí misma, de poner un pie de nuevo en Berlín a través de la literatura.

Logo: Alemania en la FIL de Guadalajara 2011.
Logo: Alemania en la FIL de Guadalajara 2011.Imagen: alemania2011.com


¿Cuál fue su experiencia como escritora residente en Berlín?

Cuando hice mi experiencia de intercambio por el DAAD en Berlín, en 1995, era la primera vez que pasaba un año completo fuera de México y vivía, además, del otro lado del océano. El momento por el que pasaba Berlín era muy especial. Había un apetito de meditación y también de introspección, una especie de celo de la propia conciencia. Se percibía la caída del muro, por lo tanto, la historia reciente del mundo. El papel que jugó Berlín. Todo eso estaba todavía muy en el aire. Había una especie de conciencia moral flotando en el ambiente, muy aguda y muy viva. Y era exactamente lo contrario del ambiente que se vivía en México en el 95, donde había toda una efervescencia, una certeza del presente. Eran mundos opuestos. Colocarme en un mundo opuesto me permitió observar mejor de dónde venía yo. Escribí una novela mexicana. Mi estancia en Berlín fue para mí un viaje a México, al mismo tiempo que conocí Berlín, una ciudad que amo. Además, fue una gran experiencia estar allí con mis dos hijos, que aprendieron alemán y vivieron la experiencia de la escuela alemana, los amigos alemanes. Fue un año maravilloso.

¿Qué significa para usted esta FIL de Guadalajara en la situación socio-económica por la que está pasando México?

La FIL es una especie de milagro. Yo vi nacer a la FIL, que empezó como un proyecto pequeño, casi familiar. Era una especie de fiesta de escritores para escritores. Verla consolidarse como una aventura y convertirse en una realidad tan grande y tan diversa, como una verdadera institución, es algo sorprendente, ya que para México éstos han sido años muy difíciles, y no solamente los últimos. En los 70 y en los 80 los mexicanos teníamos la certeza de que éramos un país en crecimiento. Y en los últimos 15 años ha habido una especie de depresión ambiente, me atrevería a llamarla así. Con algunos momentos de esperanza que han sido verdaderamente demolidos, como la salida del PRI del gobierno, y la entrada, en teoría, de un régimen democrático. Y nos hemos visto envueltos en este baño de sangre y en estas circunstancias en las que la injusticia es mayor y las oportunidades son menores. Los capitales han crecido enormemente, pero el mundo parece ser mejor para muy pocos cuando reinan la violencia y el horror. El hecho de que la FIL haya ido a contrapelo y que sea una feria del libro, de que sea una feria que nació rodeada de un amor por la literatura y por la verdad, es para mí motivo de enorme alegría.

La FIL de Guadalajara: encuentro del mundo literario y editorial iberoamericano.
La FIL de Guadalajara: encuentro del mundo literario y editorial iberoamericano.Imagen: DW

¿Qué es lo que tiene Alemania, según usted, para ofrecer en esta Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011?

La literatura alemana es todo un universo. La prueba está en los tres autores alemanes que estoy traduciendo –Monika Maron, Vladimir Kaminer y Adam Soboczynski- en los que me parece que la fuerza más grande, la riqueza más grande viene –como en las grandes literaturas- de la conciencia del otro. Y, en este caso, de la emigración y de la inmigración, de los cambios de mundos, de la percepción de lo que es cambiar de una cultura a la otra. Lo que creo que es muy importante remarcar es que la avalancha, el poder de la lengua inglesa, son enormes, y acapara la mayor parte del mercado, de la atención y de los espacios en los suplementos culturales. Y que la presencia de Alemania en la FIL es una manera de dar cuenta de la diversidad de la literatura alemana, una diversidad que viene cargada ella misma de diversidades, porque las inmigraciones recientes han nutrido a la literatura universal de nuevas voces extraordinarias, en este caso, en lengua alemana. Y es la oportunidad de subrayarlas y de propulsarlas para que las conozca el lector hispanohablante.

Monika Maron, escritora alemana nacida en la ex RDA.
Monika Maron, escritora alemana nacida en la ex RDA.Imagen: picture-alliance/dpa

¿Podría contarnos algo sobre su nuevo proyecto literario?

Estoy terminando una novela situada en dos ciudades imaginarias y con personajes que reproducen el imaginario popular que creó México en el Lejano norte, en La pradería, como llamamos nosotros a esa región. Está situada en la época en la que nos robaron Texas y relata lo que ocurrió durante el cambio de la frontera, la violencia que se desató, el desprecio por los ‘greasers' –los mexicanos-, la respuesta de la raza, que no fue una respuesta pasiva, la respuesta que dieron los antes mexicanos, ahora norteamericanos. Los mexicanos dentro de lo que todavía era territorio nacional. Es una novela no muy solemne, una novela con vaqueros, con cantinas, con todo ese imaginario que nos robaron también al llevarse esa parte del territorio, y que se considera siempre como un imaginario norteamericano: los apaches, los comanches. Tenemos los poemas y las canciones del siglo XVIII y XIX, en los que se ve que todo eso fue elaborado en el imaginario mexicano. Mi idea es recapturar ese imaginario, reproducir esa escena haciendo desfilar a sus personajes más característicos. Estoy finalizando la novela. Sólo falta el trabajo de corrección.

Autora: Cristina Papaleo
Editor: Enrique López