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100 días de la Gran Coalición

Marcel Fürstenau (JC)26 de marzo de 2014

Aunque conservadores y socialdemócratas tienen una abrumadora mayoría, aún les cuesta trabajo gobernar en conjunto. La oposición carece de perfil y esto perjudica a la cultura política alemana.

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Imagen: imago

“Tú lo quieres. Tú lo consigues”. Así corteja una empresa de telefonía móvil alemana a sus clientes potenciales. En la llamada Gran Coalición entre la CDU/CSU y el SPD, esta consigna puede ser ligeramente modificada: “Lo querían. Lo consiguieron”. Ese “lo” se refiere a los ciudadanos con derecho a voto que, en septiembre de 2013, vieron cumplido su deseo de contar con una gran coalición en Alemania. Dos de cada tres alemanes votaron o bien a la CDU de Merkel, o a su partido hermano en Baviera (CSU), o a los socialdemócratas del SPD. Posteriormente, los tres partidos han necesitado cuatro meses para ponerse de acuerdo y lograr un pacto de coalición.

Los protagonistas justificaron sus larguísimas negociaciones con el pretexto de que la precaución era más importante que las prisas. Sus reservas eran comprensibles, teniendo en cuenta la precipitación del antiguo gobierno formado por conservadores y liberales. Esta presteza a la hora de formar la coalición desembocó en una interminable disputa de la que los votantes fueron testigos entre 2009 y 2013, y que restó capacidad de actuación al antiguo gobierno. Un espectáculo que, en su tercer mandato, la canciller Ángela Merkel se quería ahorrar a toda costa. Este objetivo, tras 100 días de Gobierno conjunto con el SPD, sólo se ha logrado parcialmente.

El SPD era la segunda opción

A primera vista, podría deberse al llamado caso Edathy. A raíz de las duras acusaciones contra el exdiputado del SPD en el Bundestag, Sebastian Edathy (de quien se sospecha que adquirió material pornográfico infantil), el recién nombrado ministro de Agricultura, Hans-Peter Friedrich (CSU) tuvo que dimitir por la relación que anteriormente tuvo en el caso como ministro del Interior. La CSU pagó el precio político por el presunto delito de un socialdemócrata. La supuesta armonía mostrada hasta el momento se esfumó de inmediato.

Independientemente de este caso, no podía hablarse de una auténtica confianza entre los miembros de la coalición. CDU/CSU y SPD llevaban mucho tiempo enfrentados, y no sólo en el marco de la campaña electoral.

Sigmar Gabriel (SPD), Angela Merkel (CDU), Horst Seehofer (CSU)
Los líderes de los tres partidos de la Coalición: Sigmar Gabriel, Angela Merkel y Horst Seehofer.Imagen: picture-alliance/dpa

Asimismo, hay que tener en cuenta que Merkel hubiera querido seguir gobernando con los liberales, algo que no fue posible ya que en las pasadas elecciones estos no consiguieron los votos necesarios para entrar en el Parlamento.

El SPD era la segunda opción. Algo que molesta a los conservadores y a su electorado es que, a pesar de que sólo lograron un 25 por ciento de los votos, el SPD ha dictado la agenda en temas como el salario mínimo, la cuota de mujeres en puestos directivos o la anticipación de la edad de jubilación a los 63 años. En cambio, ¿qué tienen CDU y CSU para ofrecer a ojos del público? A ¡Angela Merkel!

La Izquierda, aislada

Tres meses después del inicio de la segunda gran coalición dirigida por Merkel, la canciller parece molesta por el hecho de no haber logrado un pacto, que por momentos fue posible, con Los Verdes.

Asimismo, los líderes de este partido figuran dentro y fuera del Parlamento como si formasen parte del gobierno. Demostraron esta actitud en la reciente crisis de Crimea, pero también la expusieron en temas como el sueldo mínimo.

Sólo el segundo partido de la oposición parece ser realmente distinto. Y es que ante temas importantes, la CSU/CDU, el SPD y Los Verdes parecen formar una coalición “informal”, mientras que La Izquierda es el único partido que parecde apartarse en su discurso.

En general, para la oposición es difícil que la opinión pública se haga eco de sus argumentos, ya que sólo lograron un 17 por ciento de los votos en las pasadas elecciones. Y lo que es más importante, mientras que Los Verdes están programáticamente situados entre los conservadores y los socialdemócratas, La Izquierda está muy alejada del resto de partidos.

Ni rastro de cambio

Esta debilidad de la oposición es la que permite a la Gran Coalición gobernar de manera más o menos exitosa. Mientras la mayoría de la sociedad siga sintiendo que Alemania no está en crisis, la Gran Coalición no tendrá de qué preocuparse. Y, según las encuestas, parece que no hay ánimo de cambio, por lo que la CDU/CSU y el SPD pueden estar tranquilos.

A pesar de esta situación, los partidos de la Gran Coalición ni pueden, ni deben estar contentos. Todos los actores, incluidos los de la oposición, son conscientes de lo cambiante que es la política. Para la cultura política alemana sería terrible que los votantes tuvieran la impresión de que no hay discrepancias entre los miembros de la Gran Coalición. Y más aún si han pasado tan sólo 100 días.