La miopía de Bush en el Medio Oriente
20 de julio de 2006
El presidente George W. Bush ha dejado en claro que no está dispuesto a emprender medidas de emergencia para poner fin a la guerra. El jefe de la Casa Blanca enviará a su secretaria de Estado, Condoleeza Rice, dentro de unos días. Según Washington, habrá que esperar una semana.
¿Otra semana, como ésta? Una semana que ha dejado un saldo de cientos de víctimas civiles, miles de desplazados y refugiados de guerra y daños materiales millonarios a la infraestructura libanesa. Cara dura tiene quien pueda ver así las cosas. El presidente Bush, tiene esa visión tan estrecha. Al parecer Israel le ha susurrado al oído que necesita de una semana más para debilitar decisivamente a Hezbolá y la Casa Blanca le ha dado luz verde, sin importar cuán alto sea el precio.
La semilla del odio
No hay duda de que un alto al fuego, si es que fuera posible, no resolvería el problema de fondo. Hezbolá seguiría siendo una fuerza en el sur del Líbano, Beirut no podría enfrentar sus tropas a la milicia y tarde o temprano sería de esperar enfrentamientos más allá de su frontera. Todo comenzaría de nuevo.
¿Puede esperarse otra situación dentro de unas semanas? ¿Será derrotado Hezbolá? En Washington nadie se atreve a hacer predicciones. También en Jerusalén y Tel Aviv varían los pronósticos entre políticos y militares, quienes hablan de días y de meses. Pero cada día, cada hora cuesta una nueva víctima y agranda el sufrimiento. Resulta absurdo y grotesco pretender establecer un nuevo orden en el Líbano sobre tanto sufrimiento y desprecio a la vida humana.
Libaneses y potencias extranjeras
El Líbano ha sobrevivido negros períodos en su historia y no pocas veces la responsabilidad ha sido de los libaneses mismos. El país ha sido una y otra vez una pelota en el juego de las potencias extranjeras, pero la situación actual involucra a ambos. Hezbolá es una fuerza libanesa que actúa a la vez como brazo de Siria y de Irán. Israel puede confiar en el apoyo incondicional de Washington. ¿Qué pueden alcanzar los intentos desesperados de los europeos y de las Naciones Unidas para poner fin al conflicto?
Todos estos esfuerzos están condenados al fracaso mientras Washington mantenga su postura de "wait and see". Al presidente Bush le da lo mismo que con esta postura Estados Unidos se gane más enemigos en el mundo y que se desacredite aún más en su papel de potencia del orden, de "Sherif Internacional". Lo único que puede uno atribuirle a Bush, es que ha demostrado nuevamente su disposición para adoptar decisiones impopulares.