La muerte del Papa: lo que sigue
3 de abril de 2005El cardenal camarlengo (gobernador temporal cuando fallece el Papa), el español Eduardo Martínez Somalo, es el encargado de los preparativos del funeral y del cónclave que eligirá a un sucesor.
Después de haber sido expuesto a los cardenales, religiosos y diversas autoridades, el camarlengo y tres cardenales asistentes elegidos deciden cuándo se llevará el cadáver del Papa a la Basílica de San Pedro para ser expuesto a los fieles.
Asimismo, él y los cardenales asegurarán que se rompan el "anillo del Pescador" del Papa y su sello para que nadie más pueda usarlos. No se realizará autopsia.
Destruir el anillo
De acuerdo con la tradición católica, después de haber sido velado de "cuerpo presente" durante dos días, tiene lugar el ritual de destrucción del Anillo del Pescador. Para ello los cardenales entran en el apartamento papal vestidos de escarlata junto con el personal de la casa del pontífice y el comandante de la Guardia Suiza, inspeccionan su anillo y luego el Camarlengo araña una cruz en la alianza, que se coloca en un bloque de plomo en una mesa de mármol.
Acto seguido, el Camarlengo toma el mazo de plata de una bolsa de cuero rojo, y golpea el anillo hasta romperlo. Los pedazos se colocan en una bolsa de terciopelo que se depositan en un cofre de plomo junto al cuerpo.
El ataúd
Posteriormente, el cadáver se lleva al Altar Mayor para la Misa de Difuntos. Se le coloca en un ataúd de ciprés con dos velos de terciopelo sobre el rostro y las manos del pontífice. Una vez sellado el ataúd, se le cruza con cintas violetas.
El ataúd se coloca en un sarcófago mayor de plomo junto a importantes documentos, las fechas de su pontificado y los restos del anillo y el sello papal, que, a su vez, se cubre con una caja externa de madera de pino
Con la presencia de la familia y de los ayudantes del Papa, el ataúd es sellado y después depositado en una cripta. Se accede a la cripta a través de la Confesión de San Pedro, en el lugar escogido por el pontífice.
Finalmente, el vicario del Papa para la Ciudad del Vaticano pronuncia la Oración de los Difuntos y da su última bendición a los restos del pontífice.
A partir de ese momento, todos los títulos concedidos por el Papa, como cardenales, arzobispos y obispos, dejan de tener vigencia hasta ser confirmados por su sucesor.
Transición
Así termina oficialmente el período de luto y comienza la preparación para las llamadas Novendiales (los nueve días de misas de difuntos en San Pedro) y para el cónclave que reúne en el Vaticano a los Cardenales y elegirá al sucesor.
Los ritos funerarios duran nueve días. La fecha del funeral propiamente dicho y del entierro será decidida por los cardenales entre el cuarto y el sexto día después del fallecimiento.
El Colegio de Cardenales supervisa las actividades diarias durante el interregno (período en el que un Estado no tiene soberano). El poder de los cardenales es limitado, por lo que se detiene gran parte de la administración central de la Iglesia.