La muerte también navega en internet
6 de mayo de 2006El mundo virtual permite que muchos temas privados dejen de serlo, provocando la ilusión de tirar abajo ciertas barreras. Esto es un aspecto de los tantos, no siempre positivos, que tiene la comunicación en internet. No sólo el amor ha pagado su derecho de piso. Gracias a la anonimidad, la muerte gana cada vez más terreno. En los buscadores, las palabras “muerte” y “morir” dan por resultado tantas páginas como “amor” o “pareja”. Y un entierro ya puede organizarse sin ser necesario moverse de la casa.
El cementerio virtualUna de las ventajas que ofrece la red en momentos de duelo es que está llena de información sobre el fin de la vida: desde conceptos religiosos sobre la vida en el más allá y la muerte asistida, hasta datos sobre cementerios y ofertas de casas mortuorias. Esto hace casi innecesaria la visita a la funeraria. De ahí a la tumba virtual hay sólo un paso. Páginas en las que se honra a un pariente fallecido, en las que pueden verse fotos, leerse sus poemas, ver un video o escuchar la canción favorita del difunto, y hasta encender una vela virtual. Los relatos sobre la elaboración del duelo por parte del ser querido que aún está de este lado pueden producir escalofríos.
Se trata de espacios dedicados a elaborar la pérdida de una persona, y los que aún viven pueden, gracias a internet, volcar todo un repertorio de sentimientos, ordenarlos, hacerlos públicos y volver a recuperarlos cuando sea necesario. Nada menos que un cementerio virtual, siempre presente, accesible en cualquier lugar, y casi inagotable. Para algunos, una experiencia impensable. Para la generación del SMS, nada del otro mundo.
Jugando con la muertePero, como la vida, internet también tiene dos caras. Y también en la red lo que una vez fue sagrado deja de ser sagrado para ser transgredido, como en el caso de la muerte por canibalismo, protagonizada por el ‘caníbal de Rotemburgo’ y su víctima, quienes se conocieron por medio de la red. La anonimidad ofrece clandestinidad para actos que, en el mejor de los casos, no deberían abandonar nunca el cajón de las fantasías. Y la muerte no escapa a esta ley. En muchas páginas se juega con la idea de la muerte, el asesinato y el suicidio como si se intercambiaran recetas de cocina.
Según Reiner Sörris, teólogo, investigador del proceso de duelo y director del Museo de Cultura Sepulcral de Kassel en diálogo con la Deutsche Welle, “en internet se pasa de la represión y el tabú al entretenimiento sin solución de continuidad, de un extremo al otro”. Por el otro lado, el teólogo observa una gran apertura en los foros y salones de chat, que justamente por ser anónimos permiten intercambiar experiencias durante el duelo.
En el uso o abuso está la claveSörries cree que “si estamos perdiendo o no algo de cultura tanatológica por navegar en internet es una cuestión generacional. Para quienes hoy tienen de 18 a 25 años el duelo virtual será en el futuro algo normal”. Más peligroso es, según el investigador, el caer en trampas esotéricas que ofrecen contacto con los muertos. También critica los foros de suicidas o de satanismo. “Lo positivo de la accesibilidad de internet se ve ensombrecido por las ofertas de bajo nivel. Como todo medio, está hecho por humanos, y tiene su lado oscuro”.
Para Sörries, la red es un espejo del cambio que se está produciendo en nuestra visión del proceso de morir, la muerte y el duelo. Pero un asunto tan serio tiene, por suerte, también su lado gracioso. Esto lo prueba un cementerio virtual para webs muertas, en el que un administrador reúne todas aquellas páginas que no tienen dueño, o han dejado de existir. ¿Un coleccionador de cadáveres virtuales, o un ángel que las acompaña a las puertas de un cielo virtual? La última palabra la tiene el usuario.