La nueva doctrina de seguridad rusa
5 de julio de 2009“Rusia ha superado la crisis sistémica en lo político y lo económico de fines del siglo XX”. Así comienza el documento de la nueva doctrina de seguridad rusa, puesta en vigor a mediados de mayo por el presidente Dmitri Medvedev. El texto incluye 116 tesis y ha de servir de directriz de la política interior y exterior rusa hasta el año 2020.
“Las tareas más importantes y, al mismo tiempo, los principales peligros radican en el propio país”, señala el subdirector del Consejo ruso de Política Exterior y de Seguridad, Dmitri Suslov, agregando que “de ello se deriva la necesidad de una modernización, de un sistema más efectivo de conducción estatal, de combate contra la corrupción, etc”.
Categorías económicas y sociales
Por primera vez en la historia rusa reciente, la seguridad nacional no se define exclusivamente en términos de amenazas externas y la propia capacidad defensiva. Según el experto en Rusia Alexander Rahr, de la Sociedad Alemana de Política Exterior (DGAP), “los desafíos políticos internos están nuevamente en primer plano” en Moscu, lo cual resulta a su juicio comprensible, ya que “las relaciones con Occidente han mejorado en los últimos meses y semanas desde que asumió Obama”.
La seguridad nacional se define en el documento sobre todo en categorías económicas y sociales. Se considera relevante el crecimiento económico, el sistema de salud, la ciencia, la educación, la cultura y la calidad de vida. Y se plantea el ambicioso objetivo de poner a Rusia a la vanguardia mundial también en estos campos, bastante problemáticos para el país, a mediano plazo. Como amenaza para la seguridad nacional se mencionan, entro otros factores, el desempleo, la creciente brecha social, el decrecimiento poblacional y el alza de precios dentro del país.
El documento también trata ampliamente el tema de la seguridad energética. Moscú parte de la tesis de que arreciará la lucha internacional por el acceso a recursos energéticos en el Mar de Barents, en la región antártica, en la cuenca del Caspio y en Asia Central. Dado que no se puede descartar el uso de la fuerza militar en esta lucha por fuentes de energía, de ello se deriva una amenaza adicional en las fronteras rusas. Las propias reservas de materias primas son definidas a menudo como un medio para acercar a Rusia a su objetivo: recuperar el status de superpotencia.
Los adversarios de siempre
En el análisis de los temas clásicos de la política exterior y de seguridad, la nueva doctrina de seguridad rusa no presenta grandes novedades. La región de Asia-Pacífico, por ejemplo, casi no es tomada en cuenta por Moscú. Los escenarios de amenaza externa giran en torno a los “sospechosos de siempre”, Estados Unidos y la OTAN, si bien no son mencionados explícitamente. Habrá que ver si el tema será abordado en las conversaciones entre Barack Obama y Dmitri Medvedev en Moscú.
El documento lamenta también la falta de una sólida estructura internacional de seguridad y los afanes de superioridad militar. Entre ellos se cuentan no sólo la modernización de armas nucleares, sino también el desarrollo de medios de combate de alta tecnología, los arsenales estratégicos convencionales, la creación de un sistema unilateral antimisiles, el planeado emplazamiento de elementos del escudo antimisiles en Europa del Este y la militarización del espacio. La lista deja en evidencia a quién se refiere el texto: Estados Unidos.
Cooperación necesaria
Washington es visto como la principal fuente de peligro para Rusia. La “ampliación de la infraestructura de la de la OTAN hasta las fronteras de Rusia” es considerada inadmisible. Notable resulta el hecho de que la OTAN sea calificada casi en la misma frase como principal factor de amenaza externa y a la vez como socio estratégico para el resguardo de la seguridad internacional.
Dmitri Suslov afirma que la OTAN representa un desafío complejo para Rusia por diversas razones, recalcando que “trabaja en la búsqueda de soluciones para asuntos de vital importancia para la seguridad rusa, por ejemplo en Afganistán”. Y añade que, dado que la alianza occidental es un pilar de la estructura de seguridad euro-atlántica, “Rusia tiene que ocuparse de sus relaciones con la OTAN si quiere tener cabida en tal sistema”.
Algo similar se aplica también a Estados Unidos, con el que Rusia quisiera medirse. Si bien Washington es visto como principal fuente de peligros, Moscú aspira a mantener una asociación estratégica en igualdad de condiciones y quiere cooperar con los estadounidenses en la mejora del sistema de no proliferación de armas atómicas y en el combate contra el terrorismo.
Autor: Nikita Jolkver
Editora: Claudia Herrera