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La ofensiva de los tres grandes

Eva Usi18 de febrero de 2004

Alemania, Francia y Gran Bretaña lanzaron una ofensiva para convertir a la UE en el 2010 en la zona económica más competitiva del mundo. Los estados pequeños temen que los tres acaben determinando el futuro de Europa.

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Los tres mosqueteros buscando a Dartañán. Chirac, Schröder y Blair.Imagen: AP

“No queremos dominar a nadie y mucho menos Europa”. Con estas palabras, el canciller alemán, Gerhard Schröder , anfitrión de la cumbre tripartita en Berlín, se defendió de las acusaciones provenientes de otras capitales europeas de querer, ‘los tres grandes’, formar una especie de directorio en la cúpula de Europa. Los jefes de Estado y de gobierno de Alemania, Francia y Gran Bretaña querían simplemente formular una serie de propuestas para la próxima cumbre de la UE en marzo. Pero la cumbre tripartita berlinesa fue mucho más allá de eso.

Con gesto casi teatral y frente a un enjambre de periodistas y cámaras de televisión, Jacques Chirac, Tony Blair y Gerhard Schröder firmaron una carta conjunta dirigida al presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, así como al presidente del Consejo Europeo, el irlandés Bertie Ahern. En el documento plasmaron sus propuestas para convertir a Europa en la región más dinámica y competitiva del mundo, capaz de superar a Estados Unidos.

Super comisario para Europa

Europa necesita más crecimiento económico, más innovación científica y tecnológica y más reformas sociales y laborales. Los tres proponen el nombramiento de un vicepresidente, un super-comisario cuya competencia exclusiva será impulsar las reformas económicas en la Unión Europea, una figura que tendrá voz y voto en todos los proyectos de la UE. Las reformas parten del objetivo de pleno empleo formulado en la cumbre de Lisboa en el 2000.

“Para ello es esencial poner más énfasis en las políticas de investigación científica y desarrollo de nuevas tecnologías”, dijo Schröder. “Así no sólo aseguraremos un lugar de vanguardia a nuestras empresas y a Europa, sino que promoveremos el empleo”, añadió.

El primer ministro británico, Tony Blair, destacó la necesidad de reforzar las políticas sociales y económicas para estar en condiciones de responder a los desafíos de la Europa del siglo XXI. Blair coincidió en los puntos centrales que lo motivaron a acudir a la cita de Berlín: mejorar la política y el mercado laboral en la UE, para lo que es necesario mejorar la competitividad de las empresas. Dijo también que es necesario desarrollar nuevos productos y tecnologías y mejorar los sistemas sociales para que éstos sean capaces de soportar la presión de una sociedad que envejece.

No hay porqué sentirse excluído

Por su parte el presidente francés, Jacques Chirac comenzó su intervención con un mensaje a los líderes europeos que puedan sentirse excluídos en la reunión. "Es perfectamente natural que los tres países que representan más de un 50% del Producto Interno Bruto de Europa, reflexionen juntos sobre preocupaciones comunes". Chirac coincidió con los objetivos mencionados por sus homólogos británico y alemán y añadió que "hay que reforzar la educación universitaria y la investigación científica y tecnológica".

El presidente galo propuso que se creen centros europeos de investigación que no pierdan de vista las necesidades científicas y de las empresas. "Europa tiene que ser el bloque económico más fuerte del mundo y para ello requerimos un crecimiento sostenido", sentenció Chirac. Entre sus objetivos, defendió la necesidad de que Europa coordine su política comercial y sea más ofensiva en su política económica y monetaria.

Desconfianza en otras capitales

Si bien hace un año hubo discrepancias entre París, Berlín y Londres, respecto a la guerra contra Irak, ahora parecen conformar una unidad que despierta sospechas y desconfianza en otras capitales europeas. Es el simbolismo del encuentro de los líderes de las tres naciones más poderosas de la UE, por tercera vez consecutiva en seis meses, lo que ha inquietado a otros países.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, no tuvo pelos en la lengua al expresar lo que según él es el sentir de casi la totalidad de los otros países europeos. "A mí este encuentro me parece sólo una chapuza", dijo, "Europa no soporta ni tiene necesidad de ningún directorio". Berlusconi no quiso dar más detalles, tan sólo se remitió a las declaraciones de su ministro del Exterior, Franco Frattini, quien dijo a un diario italiano que ningún Estado miembro puede imponer reglas a otros.

Airado es el tono de una carta firmada por seis gobernantes europeos y publicada el pasado lunes que reitera la vigencia del Pacto de Estabilidad. El documento, suscrito por Italia, España, Holanda, Portugal y países como Polonia y Estonia, - que ni participan en el euro ni han ingresado todavía en la UE - subraya la inconformidad con la reunión de Berlín y señala a Alemania y a Francia como pecadores irrepentos, pues pese a que inclumplieron el compromiso del déficit, no han recibido ninguna sanción a diferencia de Portugal.

Un momento crucial para Europa

La cita de Berlín tiene lugar en un momento crucial para el futuro de la Unión, pues son muchas las cuestiones en juego. En diciembre pasado cerró abruptamente la Conferencia intergubernamental que debía aprobar una Constitución común para la Europa ampliada. El primero de mayo diez nuevos Estados miembros ingresarán en la UE y en junio a más tardar, la Europa de los 25 deberá decidir la renovación de las principales autoridades comunitarias, empezando por el sucesor del presidente del ejecutivo europeo, Romano Prodi.

El proceso de integración europeo no vive sus mejores horas y en Alemania también se escuchan voces críticas. "No es Italia, ni Holanda, ni Finlandia, sino es Alemania la gran perdedora en este juego", afirma el diario Berliner Zeitung. ¿Porqué? Gran Bretaña y Francia son los fuertes de este trío, son potencias atómicas y pertenecen al Consejo de Seguridad de la ONU, ambas naciones actúan y se saben potencias mundiales, una percepción todavía lejana para Alemania, pese a que han pasado 14 años desde la reunificación. Schröder se ha aliado a los poderosos dando la espalda a los pequeños de la UE. El predecesor de Schröder, Helmut Kohl, aputa el diario, tuvo una mejor estrategia: se convirtió en el aliado más confiable de los países pequeños de la UE y ello le daba la suficiente altura para mirar al mismo nivel a Francia y a Gran Bretaña. Schröder en cambio, ha dado la espalda a la comunidad y a sus instituciones.