Interrogantes en Libia
30 de marzo de 2011Ya el pasado sábado hablaba el Washington Post de que algunos miembros de la coalición internacional que interviene en Libia podrían estar planteándose la posibilidad de armar a los rebeldes que luchan contra Muamar al Gadafi. Ayer martes (29.01.2011), la Casa Blanca confirmó estar barajando el asunto; hoy, el primer ministro británico, David Cameron, no lo descartaba.
Según Cameron, la resolución 1973 de la ONU permitiría la entrega de material militar a los insurgentes "bajo determinadas circunstancias"- si estuviera éste, aclaró el premier, destinado a proteger la vida de civiles-. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, como también Italia, Rusia y otros países, no están de acuerdo con la interpretación y consideran que el texto de Naciones Unidas no da cobertura a tal acción.
Claro queda, a fin de cuentas, que en este asunto, como en tantos otros en torno a Libia, no existe unidad ni dirección definida. La Alianza atlántica- que acaba de asumir el comando de las operaciones- y los “dispuestos” escudriñan el terreno político y militar en busca de los siguientes pasos a seguir en el conflicto norteafricano, pero no parece que hayan encontrado aún el camino.
Preguntas en el aire
Las noticias que llegan de Libia confirman un día el avance de la oposición a Gadafi y al otro la pérdida de posiciones de los rebeldes. La semana pasada lograban los insurgentes, gracias a la ayuda aérea extranjera, hacerse con el control de las ciudades costeras de Ras Lanuf y Brega. Hoy, ambas caían de nuevo en manos de las tropas fieles al régimen y los insurgentes se veían de nuevo en retirada.
Dónde va a acabar esta guerra y con cuánta participación internacional se logrará salvaguardar a la población es la pregunta que desde el principio sigue abierta. Según el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, en las filas del ejército regular libio se están produciendo ya las primeras deserciones. “Gadafi está perdiendo a sus hombres”, aseguró Juppé ante el Parlamento parisino. Pero a quién creer en este enfrentamiento es la segunda cuestión que continúa sin clara respuesta.
Lo que parece confirmarse es que funcionarios del Gobierno galo habrían mantenido una reunión con el ministro de Exteriores libio, Mussa Kussa, en un hotel de la isla vacacional tunecina de Djerba. El contenido del encuentro se desconoce, pero por supuesto se especula con la posible negociación de una salida más o menos digna para Gadafi. Qué pasará con el dictador si su sistema cae es el tercero de los interrogantes vigentes.
400.000 personas huyendo de Libia
Tal vez Gadafi quiera saberse a salvo antes de que la OTAN, que se hizo hoy oficialmente cargo de las acciones militares, empiece a ejercer efectivamente el mando desde su cuartel marítimo en Nápoles. Quizás el “ya tenemos lo que necesitamos", que comentó una fuente de la Alianza, signifique el principio de mayores éxitos para los milicianos contrarios a Trípoli. De momento, lo que sin duda se conoce son las cifras de desplazados que deja la violencia.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) recordó en Ginebra que las casi 180.000 personas que desde el principio del conflicto libio han huido a Túnez, las más de 158.000 que se han marchado a Egipto y las miles que han empezado a llegar a las costas europeas -a territorio maltés e italiano-, también necesitan ayuda internacional. La situación de estos refugiados es, calificaba la agencia, “muy complicada”.
LB/ dpa/ afpd
Editor: Enrique López