La presión indígena pone en apuros a Lenín Moreno
10 de octubre de 2019Miles de manifestantes se congregaron este miércoles (09.10.2019) en Quito, la capital de Ecuador, para aumentar la presión sobre el presidente Lenín Moreno. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que es la fuerza impulsora de las protestas, llamó a una huelga general, que ha derivado en bloqueos de carreteras y violentos enfrentamientos que han paralizado todo el país.
El martes, algunos manifestantes incluso lograron ocupar temporalmente el Parlamento. El presidente Moreno se vio obligado a reubicar la sede del gobierno en la ciudad costera de Guayaquil. En todo el país rige el estado de excepción impuesto por el Ejecutivo, aunque el período inicial de 60 días fue reducido a 30 por la Corte Suprema.
Las protestas comenzaron hace una semana, cuando el gobierno decretó el fin de las subvenciones a los precios de los combustibles, una medida necesaria para cumplir con los requisitos impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para entregar un préstamo de 4.200 millones de dólares, una inyección vital para la endeudada economía ecuatoriana.
Gran influencia política
Desde fines de la década de 1940, los indígenas -que representan en torno al 40 por ciento de la población del país- tienen grupos de representación en la sociedad ecuatoriana, pero no fue sino hasta la fundación de la Conaie, en 1986, que estas agrupaciones se convirtieron en un factor relevante también a nivel político, al punto de que en la actualidad su influencia excede el mero ámbito de los pueblos originarios.
"El movimiento indígena de Ecuador se ha convertido en un factor de liderazgo entre las fuerzas sociales”, dice a DW la socióloga Kati Maribel Álvarez Marcillo, de la Universidad Central del Ecuador. "Sindicatos, trabajadores e incluso los transportistas buscan refugio y apoyo bajo el paraguas de poder de la Conaie”, añade la experta.
Lucha contra el neocolonialismo
Esta condición de representante de los intereses de los indígenas, pero también de los socialmente desfavorecidos, se refleja en el programa de la Conaie, que se puede encontrar en su sitio web: además de asuntos como la protección de la cultura y las lenguas de los pueblos aborígenes, hay también espacio para temas relacionados con el ambientalismo y la lucha contra el neoliberalismo. De allí se deriva que en sus propuestas se hable de protección de las zonas indígenas contra la depredación de petroleras extranjeras, lucha contra el "neocolonialismo” y la privatización.
Por ello, la demanda más importante que ha realizado en el actual conflicto el jefe de la Conaie, Jaime Vargas, es el retiro de las reformas neoliberales del gobierno, que incluyen la cancelación de los subsidios al precio del combustible. "El movimiento indígena en Ecuador se opone a las estructuras del sistema económico establecido y a los requisitos impuestos por el Fondo Monetario Internacional que fueron aceptados por el gobierno del presidente Moreno”, explica Álvarez Marcillo.
Ximena Zapata, experta ecuatoriana del Instituto Giga de Hamburgo, comparte esta postura: "Los representantes de la Conaie declararon en una conferencia de prensa que también hay que revisar otras medidas adoptadas por el gobierno, como los despidos, la flexibilización laboral, la amnistía fiscal para los ricos y la limitación en la producción de petróleo en zonas indígenas”.
Presidentes caídos en desgracia
Hasta ahora, ninguna de las partes quiere dar un paso atrás en esta confrontación abierta entre los indígenas y el presidente. Sin embargo, el mandatario tiene razones para preocuparse, a la luz de los hechos históricos recientes. Entre 1997 y 2006, Ecuador registró el derrocamiento de tres gobiernos elegidos democráticamente. En todos los casos, el movimiento indígena desempeñó un papel que no puede subestimarse. La Conaie apoyó, por ejemplo, las protestas callejeras contra el gobierno de Jamil Mahuad, quien finalmente fue derrocado el año 2000 por un golpe de Estado liderado por los militares.
Gracias a las exportaciones de bananas, petróleo y textiles, Ecuador goza de ingresos nada despreciables. Pese a ello, una de cada dos personas vive por debajo de la línea de pobreza y el Estado tiene una deuda de 45 mil millones de dólares, por lo que depende de los préstamos del Banco Mundial y el FMI. El margen de acción del que dispone el presidente Moreno es cada vez más limitado. (dzc/ers)
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