La reducción de las subvenciones agrarias no será gratuita

Si se tratara de una relación amorosa estaríamos ante un claro caso de incompatibilidad de caracteres. Lo que unos quieren, lo rechazan los otros, que a su vez reclaman lo que los unos no están dispuestos a dar. Difícil situación. Pero no hablamos de amor sino de dinero, y es mucho el que está en juego: 300.000 millones al año. De la capacidad de sugestión, y del trocito de terreno que cada uno esté dispuesto a ceder, dependerá el éxito o el fracaso del encuentro que mañana comienza en Hong Kong. ¿Tendrá esta historia un final feliz?

Subvenciones agrarias…

La conferencia de mañana en Hong Kong va a ser un tira y afloja de reclamaciones, para ver quien tira más teniendo que aflojar menos. Por un lado, los países en vías de desarrollo, entre ellos muchos latinoamericanos como Argentina o Brasil, llevan años reclamando a los países industrializados que dejen de proteger a su deficitario sector agrícola y permitan la libre competencia en dicho mercado.

Por su parte, la Unión Europea viaja a Hong Kong dispuesta a hacer concesiones en este punto. Las subvenciones a las exportaciones de productos agrícolas se reducirán hasta un 70%, al tiempo que los impuestos aduaneros para esta mercancía bajarán prácticamente a la mitad en todo el área europea. La UE se ha propuesto aplicar la medida en un plazo de cinco años, y tiene ya un plan detallado para los países de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

… por productos "no agrícolas"

La reducción de las subvenciones agrarias no es gratuita. Tanto la UE como EE UU quieren que a cambio se liberalice el comercio con los llamados productos no agrícolas: todos aquellos artículos que no proceden del sector agrario pero tampoco son servicios. Es decir, coches, frigoríficos o pescado congelado. Importar estos productos a los países industrializados es barato: los impuestos aduaneros no suelen superar el 10%. Esto se debe a que en el sector Europa y Estados Unidos son muy competitivos.

Sin embargo, los países en vías de desarrollo parecen poco dispuestos a reducir las tasas aduaneras que gravan las importaciones de productos no agrícolas, en ocasiones hasta en un 35%. Argentina y Brasil, por ejemplo, se oponen frontalmente. "En relación a los productos no agrícolas no hemos recibido ninguna oferta seria que justifique la proposición que nosotros hemos puesto sobre la mesa en el ámbito agrícola", dijo David O´Sullivan, director general de Comercio de Comisión Europea.

Frentes poco cohesionados

Sin embargo, las posturas en Hong Kong no estarán tan claras como parece. De sobra conocido es el desacuerdo de Francia y algunos de los nuevos Estados de la UE en lo que respecta al desmantelamiento de la red de subvenciones a la agricultura. Pero tampoco el otro bando está cohesionado.

A los más pobres entre los menos ricos, la reducción de las subvenciones les perjudicará, puesto que ellos sí tienen desde hace tiempo acceso libre al mercado europeo y hasta ahora se han beneficiado de la estabilidad y de los precios altos. Por ejemplo, de la apertura del mercado azucarero se aprovechará Brasil, pero será un duro golpe para los países pobres, que ya están viendo cómo China les gana terreno en el sector textil.

¿Quién pierde si fracasa la cumbre?

Según el Banco Mundial, la economía internacional podría crecer en 300.000 millones al año si se liberalizan los mercados. El 45% de esta subida beneficiaría a los países en vías de desarrollo, de ahí que esos Estados tengan especial interés en evitar un fracaso de la conferencia.

Además, los expertos advierten de la importancia que la OMC tiene para los más pobres como plataforma de negociaciones. Si la cumbre fracasa, los problemas relacionados con el comercio mundial pasarán a ser resueltos por medio de acuerdos bilaterales, en los que los ricos siempre tienen más facilidad para ejercer presión sobre los peor posicionados.

El próximo día 18 se cierra la conferencia de la OMC. Entonces se sabrá si el acuerdo fue posible, y si cada uno se marchó a casa con lo que vino a buscar bajo el brazo. Pero las posiciones son tan fijas que incluso si las negociaciones se aplazan un año, muchos lo contarían como un éxito.