La renta básica universal es polémica, pero nos hace felices
29 de mayo de 2020"Cobayo de la renta básica", así se describe a sí mismo Tuomas Muraja en el título del libro que escribió sobre los dos años durante los cuales recibió del Gobierno finlandés una renta mensual de 560 euros.
Muraja, periodista, había buscado trabajo estable durante cuatro años, acudía a las clases que ofrecía la oficina de empleo y recibía ayudas estatales, aparte de algún ingreso ocasional por su trabajo como freelance. Después fue seleccionado para formar parte del experimento de una renta básica universal que comenzó en 2017.
Tuomas Muraja recuerda con agrado su experiencia como como conejillo de indias en el experimento. "Fue un gran alivio librarme de toda la burocracia", recuerda. "Ya no tenía que rellenar formularios ni asistir a clases en las que te enseñan a hacer un currículo laboral y ese tipo de cosas. Pude concentrarme en mi trabajo, que consiste en escribir libros e historias".
Y vaya si lo hizo. En los dos años que duró el experimento, escribió numerosos artículos y se postuló para 80 empleos. Los interlocutores de su libro Basic Income Guinea Pig también relatan experiencias positivas al respecto. Una mujer puso su propio café, sabiendo que tenía garantizado el ingreso estatal. Por su parte, un graduado universitario pudo hacer pasantías para ganar experiencia sin tener que preocuparse por el dinero.
¿Experimento fallido?
Pero el experimento finlandés de renta universal no ha traído consigo un gran auge de adeptos a la idea, ni en Finlandia ni en el extranjero. Los reportes iniciales calificaron el plan como "fracaso". Aunque un informe más reciente matiza esa conclusión, suele subrayarse el efecto mínimo que el experimento tuvo en las perspectivas de empleo de los participantes. Minne Ylikanno, investigadora senior de la Institución de Seguridad Social de Finlandia (Kela), que llevó a cabo el informe, rechaza la etiqueta de "fracaso". "Yo diría que el experimento fue un éxito", dice.
"Ningún otro país en ninguna otra parte del mundo ha implementado una renta nacional basada en la ley", explica Ylikanno, aunque también dice que "es justo admitir que no podemos ver un gran efecto en el empleo", pero tampoco puede llamársele fracaso. Los resultados se basan en la comparación de 2.000 participantes desempleados que recibieron 560 euros al mes desde enero de 2017 hasta diciembre de 2018 con un grupo de control de 173.000 personas que no recibieron renta alguna. Hubo solo una pequeña diferencia estadística entre el grupo de estudio y el de control en el número de personas que encontraron trabajo después de dos años.
Los beneficios económicos provendrían del bienestar
Sin embargo, donde sí hubo una significativa diferencia estadística fue en el nivel de felicidad de los dos grupos. Las personas que recibieron 560 euros al mes refirieron tener niveles mucho menores de inseguridad y estrés. "El bienestar ocupaba un lugar más elevado que en el grupo de control y realmente hubo un incremento significativo en la mayoría de las dimensiones del bienestar", dice Ylikanno.
Para Tuomas, este debería ser el punto en el que habría que concentrarse al examinar el estudio. "La principal cosa importante es que aquellos que recibieron la renta básica se sintieron mejor mentalmente. Cuando uno se siente libre y seguro, se encuentra mejor", dice Ylikano, que piensa que incrementar el bienestar es un buen punto de partida para ayudar a la gente a encontrar trabajo.
Modelo prometedor y sostenible
Pero para los Gobiernos y los políticos que analizan si una renta básica merece la pena, el factor en el que suelen concentrarse mayoritariamente es el coste. "Cuando se trata de una renta básica, la ciencia va por detrás de la sociedad", dice el profesor Bernhard Neumärker, director del departamento de Política Económica de la Universidad de Friburgo y defensor de una renta básica universal. "Los políticos no se sienten seguros con ella, y encuentran fácilmente argumentos tales como que la gente se volverá perezosa y que no hay manera de financiarla. Así pues, caso cerrado, próximo tema".
Neumärker subraya que incrementar la presión pública podría forzar a los políticos a pensar de forma diferente, particularmente en la era del coronavirus. "Alemania y otros países de la UE son de la opinión de que todo va bien sin la renta básica", dice el profesor Neumärker,"así que ¿para qué instaurarla?".
"Ahora la crisis ha demostrado que las cosas se están poniendo serias para el tradicional y, en mi opinión, pasado de moda, estado de bienestar social. Yo diría que, si organizamos adecuadamente la renta básica a la vista de la digitalización y de las nuevas crisis y acontecimientos, se trata de uno de los pocos modelos prometedores y sostenibles de una moderna economía de mercado", asegura Neumärker. Por su parte, Muraja asegura que "Finlandia continuará llevando a cabo experimentos de política social, lo que es una buena cosa".
(ms/cp)
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