La Ruta alemana de los Volcanes... y su fogoso pasado
5 de enero de 2009El Eifel, en el occidente de Alemania, es una región de insospechada geografía y topografía. Bosques, lagos, ríos, valles de rocas desprendidas tras el descongelamiento de glaciares y volcanes hacen de este territorio un paisaje lleno de oportunidades de conocimiento y esparcimiento al aire libre. Justamente en el Eifel - que comparten los Länder Renania del Norte Westfalia y Renania Palatinado - el “geoturismo” es cada vez más popular. La fundación del Parque Geológico Europeo para preservar la naturaleza y brindar una oferta turística adecuada es considerada un logro en todos los aspectos.
Tras las huellas del fogoso pasado alemán
Unos 270 cráteres volcánicos hablan del fogoso pasado del Eifel y recorrerlos en caminatas, en bicicleta o en auto, hace parte de la aventura tras las huellas de la historia geológica de Alemania que significa visitar los lagos formados en cráteres de volcanes apagados, conocidos aquí como “Maar”. Varios museos orientan a los visitantes con ilustraciones animadas que ayudan a entender cómo es que hoy se puede vivir justo a orillas de lagunas que no son otra cosa que cráteres de volcanes llenos de agua.
El Geoparque Europeo del Eifel, creado en 2004, fue decisivo a la hora de elevar dicha región a la categoría de lugares dignos de preservar, como Parque Geológico Natural de la UNESCO. Un reconocimiento que ha motivado a mejorar la infraestructura regional a favor del turismo verde. La idea es también “sensibilizar a la gente sobre la necesidad de preservar la naturaleza”.
Münstereifel y Monschau: dos perlas de la Alemania romántica
La oferta turística está concebida para atender a niños, jóvenes y adultos que quieran pasar unos días fuera de las urbes caminando o montando a caballo a través de bosques o a lo largo de arroyos cristalinos. Paseos que pueden emprenderse desde pueblos que aún conservan la arquitectura que le ha dado a Alemania el toque romántico que tiene su imagen: la de las casas y cafés de entramados de madera que ofrecen un ambiente hogareño en fríos días de invierno. Münstereifel y Monschau son apenas dos de los encantadores pueblos del Eifel.
En el Eifel el caminante encuentra, literalmente, bajo sus pies una historia de millones de años. En donde antes había un mar con acantilados que formaban el llamado “Antiguo Continente Rojo”, hay hoy fructíferos valles en donde se pueden disfrutar y vivir de cerca la flora y la fauna típica de Alemania. Venados orgullosos de su cornamenta reposan en bosques de abedules, mientras jabalíes revuelven los campos en busca de un menú de raíces. Aquí aún existe esa Alemania de legendarias pinturas costumbristas. Un verdadero cuadro naturalista que ha desaparecido de la mayor parte del país.
La Vía de los Volcanes
La ruta volcánica alemana se extiende a lo largo de 280 kilómetros y reúne 39 sitios de alto interés geológico y turístico. A lo largo de dicha ruta se pueden escalar “domos” o pequeños montes de volcanes apagados, conductos subterráneos de lava que hoy son cuevas, a menudo habitadas por raras especies de murciélagos protegidos por la legislación alemana.
Fuentes termales brotan por doquier en el Eifel en donde ha emergido una amplia oferta turística de la salud, pero también la producción de aguas minerales de nombre nacional e internacional. Algunos nombres de poblados obligan a relacionarlos con agua cristalina, aunque sea en botellas: Brohltal o Gerolstein, por ejemplo. Aparte de un mar de épocas prehistóricas, volcanes, aguas termales y cultura arquitectónica, el Eifel también invita a conocer sus palacios, casi siempre construidos en la cima de sus montes. Y en torno a éstos hay mucho que contar. Pero esas son otras historias, no menos apasionantes.