¿La salida a la crisis pasa por más Estado y más control?
11 de noviembre de 2008El sábado 15 de noviembre se reúnen en Washington los líderes del llamado G-20 para tratar de paliar las terribles consecuencias de la crisis financiera. De buscar soluciones comunes se trata. Asistentes serán los representantes de las economías más fuertes del planeta, las del G-8, y también Brasil, Rusia, Italia, India y China, pues impera el consenso de que una salida a la crisis no es posible sin ellas.
Los países miembro de la UE han logrado con las justas elaborar una postura conjunta; el Estados Unidos del saliente presidente George W. Bush convocó a esta reunión en este formato con la esperanza de aunar fuerzas para tirar en una misma dirección… En realidad, todos esperan algo realmente bueno de esta magna cumbre económica.
Las turbulencias en los mercados financieros internacionales han arrastrado en su caída al crecimiento económico. Una fuerte recesión se avecina. La Comisión Europea estima que el crecimiento de su producto interno bruto será apenas del 0,1 por ciento. Incluso China “el país de las maravillas”, asevera Gui Hao de la redacción china de la DW-Radi, se distancia de su pronóstico de crecimiento de dos cifras y lo estima apenas en un ocho o nueve por ciento. Las nubes negras se ciernen sobre todos, Este y Oeste.
Según el ministro alemán de Exteriores
Frank-Walter Steinmeier, ministro alemán de Exteriores, aseveró al respecto en entrevista a DW-WORLD: “En todo caso todos están conscientes de que la crisis en los mercados financieros sólo podrá ser solucionada si entran nuevos actores al escenario internacional”. La referencia es a los nuevos centros económicos del mundo. “Necesitamos reglas que sean aceptadas en todos lados. Y por ello el círculo de los invitados es más amplio que el G-7 o el G-8”, recalcó.
Según Steinmeier, los países BRIC tienen que sentarse a la mesa; y países musulmanes como Turquía, Indonesia y otros países del Golfo también. Y es que por los recursos que poseen estos países de economías emergentes se les hace agua la boca a los más industrializados; su potencial de crecimiento va acompañado de una creciente autoestima y una exigencia de voz y voto políticos. “En China, India, Brasil y Sudáfrica he percibido un creciente sentido de la responsabilidad por el futuro del mundo. Por eso tenemos que crear la posibilidad de incluirlos en los formatos y los foros internacionales”, aseveró Steinmeier.
¿Echando mano a medidas socialistas?
“ Cabe resaltar”, analiza Gui Hao, “que la solución común a la crisis económica tiene un regusto ideológico. La China comunista, por ejemplo, se ríe de medidas de rescate como la estatización. Éstas tienen un sello socialista. En la mira de la crítica están, por el contrario, ahora todos los países industrializados que se rindieron al capitalismo desbridado y que por mucho tiempo apuntaron con el dedo a China y proclamaron un no al Estado y un no al control”.
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Europa por mayor control
La misma Unión Europea plantea, representada en este semestre por el presidente francés Nicolás Sarkozy, un gobierno económico de los países de la zona Euro, idea que no todos los miembros encuentran atractiva pues les sabe bastante a socialismo. Que los institutos y los mercados financieros sean si no reguladas por lo menos controladas internacionalmente; que el Fondo Monetario Internacional debe adquirir una nueva función: la de faro de alarma temprano; que a los altos gerentes se les debe cambiar el gran incentivo que representan las jugosas ganancias a corto plazo por la satisfacción del desarrollo a mediano y largo plazo: ésta es la postura que de los europeos llevan al G-20. Es decir, más Estado, más control.
Así las cosas, si bien el presidente Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional, hizo expresa alegría de que el encuentro tenga lugar, en cuanto a las expectativas puso el punto sobre la i: “con todos esos jefes de Estado y de Gobierno alrededor de una misma mesa, uno nunca sabe lo que va a resultar”.