La sequía arrasa el Cuerno de África
10 de mayo de 2017Ahmed Huure Diiriye habla desde su pequeño terreno, cuarteado por la sequía, en las afueras de Dilla, un pueblo en el oeste de Somalia. "Falta agua para las personas y el ganado, alimentos, cobijo y medicinas. Si no se lo damos pronto, aumentará el número de víctimas”, se lamenta Diiriye, que preside el comité local contra la sequía, y señala con su dedo hacia la docena de cabras muertas que yacen en el suelo.
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Algunos cadáveres ya están en pleno proceso de descomposición. "Si no ayudamos pronto a las personas, muchas de ellas morirán también”, advierte Diiriye. Las cabras pertenecían a Sahra Hawadle Haji: "Llegué hace cinco meses”, relata la mujer, de 45 años. "Mi familia, mis animales y yo huimos de la sequía en la región del este. Tenía 500 cabezas de ganado, pero solo me quedan 30”.
Faltaron tres estaciones lluviosas seguidas
Somalilandia forma parte de la región del hambre en el Cuerno de África. En 1991, esta antigua colonia británica declaró su independencia de Somalia, pero, hasta ahora, no ha logrado reconocimiento internacional como país. Somalilandia depende de la diáspora de sus habitantes. Sin el dinero de quienes emigraron, la catástrofe alimentaria sería aún más grave.
Los expertos ya predijeron la hambruna hace tiempo. "En septiembre y octubre de 2016 ya tuvimos claro que una tercera estación lluviosa no tendría lugar”, dija Raheel Chaudhary, director local de la organización humanitaria Care. "Para muchos de nosotros, la sequía es algo normal en Somalia, pero en enero de este año nos imaginamos los efectos que tendría la ausencia de tres estaciones lluviosas seguidas”.
Las consecuencias del hambre ya se han dejado sentir en la capital de Somalilandia, Hargeisa. Junto a un centro de salud, docenas de mujeres están sentadas con sus niños pequeños en el suelo y esperan atención de las enfermeras. Cada vez más madres llegan con niños desnutridos. Las embarazadas padecen también déficit en su alimentación.
Los nómadas han perdido a sus animales
A unos 800 kilómetros al este de la capital, se encuentra Dangorayo, una pequeña ciudad de Puntlandia. Esta región se separó de Somalia en 1998. Desde allí sale un camino sin asfaltar en dirección hacia el pueblo de Uskure. En sus inmediaciones se han asentado 200 familias nómadas, que normalmente se trasladan junto a sus animales. Pero ahora se encuentran allí, en medio de la nada, esperando ayuda del exterior. La mayor parte de sus animales ha muerto. Se han construido refugios con ramas, lonas y matas. No hay agua corriente ni electricidad.
Abdi Hassi está al frente de la comunidad: "La gente está esperando recibir ayuda. Pero, sobre todo, quiere hacerse visible. El mundo debe vernos como comunidad. Estamos en una situación muy difícil”, dice Hassi. Medina Ahmed teje un cesto en su cabaña de Uskure. Tiene cuatro hijos y dice que no hay suficiente para comer. "Todos los vecinos comparten con los demás lo que tienen. Pero no alcanza ni de lejos. Tiene que llover”, dice Ahmed. Esa es su única esperanza. Una vez al mes reciben abastecimiento de agua y comida. Cada persona tiene dos litros y medio de agua por día a su disposición.
La peor sequía en 50 años
Hay mucha gente que está incluso en peor situación. Ahmed Abdullahi Abdirahman es director del centro para la protección contra catástrofes de Puntlandia. Abdirahman habla de decenas de miles de hogares que sufren necesidad. Las enfermedades se extienden, incluso ha habido brotes de cólera. "Los ancianos del lugar nos dicen que es la peor sequía en 50 años”, dice Abdirahman. "Ya ni siquiera hay prado para que paste el ganado. La gente no puede vender los últimos animales que les quedan, porque están demasiado débiles”.
La sequía de 2011, que amenazó la vida de más de 200.000 vidas humanas, se restringió al área de Somalia. Pero ahora todo el país está afectado. La mitad de la población está amenazada por la hambruna. En cualquier lugar del Cuerno de África yacen cadáveres de animales. Casi todos los niños de las zonas rurales están desnutridos. Somalia necesita ayuda y la necesita ya.
Autor: Arnd Peltner (MS/DZC)