La voracidad de los agronegocios
30 de mayo de 2008
Una fuerte presión ejercieron en la llamada Cumbre de la Biodiversidad de la ONU, los intereses de las grandes trasnacionales, que defendieron los jugosos negocios derivados del comercio con la madera, los cereales, la carne y las plantas destinadas a la industria farmacéutica. Los agronegocios, que se han beneficiado de la crisis alimentaria mundial, pusieron en un solo bando a países como Estados Unidos y Brasil. El gigante del sur acabó bloqueando las negociaciones en agrocombustibles. También detuvo el establecimiento de un grupo de expertos (AHTEG) que debiera discutir medidas concretas para reducir las emisiones efecto invernadero provocadas por la deforestación y la degradación de las selvas tropicales. Pero tuvo en cambio un papel constructivo al reconocer el papel del Convenio de Diversidad Biológica (CBD) en la identificación de las reservas marinas de altamar.
Críticas a Brasil
“Brasil fue criticado por liberar el maíz transgénico. Fue abucheado incluso en el pleno y creemos que la arrogancia de la delegación que puso su mandato para abrir el negocio de los transgénicos y de los agrocombustibles, por sobre cualquier otra consideración fue vergonzoso”, afirma Camila Moreno, de la organización Terra de Direitos. La activista deploró que un país del sur reduzca la vida y la biodiversidad al acceso a mercados y contratos.
El tema de la biodiversidad agrícola que no reconoció el papel central de los campesinos y pescadores artesanales, dio pie a duras críticas de medioambientalistas. “Quienes aquí están dictando las reglas son las corporaciones trasnacionales que no tienen ningún interés en resolver la crisis alimentaria, porque están ganando muchísimo dinero”, sentenció Silvia Ribeiro, de la organización ETC. “En el caso de los agronegocios, tienen ganancias que van del 19 hasta el 44%, como se ven en empresas como Du Pont, Monsanto y Nestlé, que están lucrando con la escazes alimentaria y no tienen ningún interés en resolverla. Además son las mismas empresas que están promoviendo los agrocombustibles”, señaló la investigadora.
El dorado de los agrocombustibles
Los temas centrales de la novena conferencia del CDB fueron la Biodiversidad y la Agricultura, pero los agrocombustibles se robaron la agenda. “Hay suficientes evidencias científicas que desmienten la contribución de los agrocombustibles en el calentamiento climático. El problema es que los incentivos y las señales de inversión de la Unión Europea ya están en la mira de empresas interesadas en expandir sus ganancias que ven una gran oportunidad. Se van a África, Asia y Latinoamérica en busca de tierras, que trabajan agricultores locales y les compran el producto. Todo se vale para tomar parte en este auge pues saben que tal vez no durará mucho”, dice la activista británica Helena Paul, de la organización EcoNexus.
Entre las delegaciones hubo un estire y afloje que respondió más a la defensa de una estrecha parcela de intereses en vez del compromiso internacional en aras del futuro del planeta. “Nos sorprendió Venezuela, que no compartía la idea de que se hiciera una valoración económica de los recursos ambientales que los bosques proveen, como son agua y alimentos. Los consideran un bien pero no necesariamente valorable”, dijo el mexicano Hesiquio Benítez, de la Comisión Nacional para la Biodiversidad. México presidió las negociaciones del grupo de trabajo de bosques.
Gran revuelo causó entre los pasillos del lujoso hotel de Bonn en donde tuvieron lugar las negociaciones, la rotunda oposición de Argentina al documento final sobre la Biodiversidad de las Islas por su reclamo de las islas Malvinas. El país sudamericano puso el 5° párrafo en corchetes –es decir, no hay acuerdo- que aludía a una conferencia promovida por la Unión Europea y sus territorios de ultramar, que discutiría las estrategias para detener la destrucción de la biodiversidad en dichos territorios.
Los árboles: seres poderosos
También se discutieron mecanismos y financiamientos para detener la deforestación de los bosques y los riesgos de los árboles genéticamente modificados. Argentina se sumó a Canadá y Australia en la defensa de la experimentación con árboles genéticamente manipulados en donde se había puesto una moratoria hace dos años. Una cuestión en la que la Unión Europea hizo una débil exhortación a aplicar el principio precautorio, que se aplica cuando no hay seguridad científica. Esto es considerado como un retroceso y un peligro de consecuencias incalculables. “Los árboles son seres sumamente poderosos, producen una enorme cantidad de polen equipado para moverse en el fluido del aire por muchísimos kilómetros, tienen formas de resistencia sumamente sofisticadas y si a eso le agregamos características genéticas que pueden evolucionar en una forma absolutamente desconocida para la ciencia, entonces estamos ante una probabilidad muy segura de que habrá problemas en un futuro muy cercano”, afirma el investigador paragüayo, Miguel Lovera, presidente de la Coalición Mundial por los Bosques.
La descabellada propuesta de la industria de fertilizar los oceános para estimular el crecimiento del fitoplancton, que a su vez absorvería dióxido de carbono de la atmósfera, contribuyendo así a detener el calentamiento global, fue detenida por una moratoria de facto y saludada con vítores por medioambientalistas. También se estableció una “Hoja de Ruta” que deberá alcanzar una legislación internacional que regule el acceso a los recursos genéticos y la repartición de los beneficios entre las comunidades que los preservan. Esto podría poner un freno a la biopiratería que practica desde hace décadas la industria farmacéutica, que saquea y roba recursos genéticos y conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas sobre las propiedades de las plantas. Alemania dio el primer paso para el financiamiento global de una red de áreas protegidas, comprometiéndose a destinar 335 millones de euros anuales hasta el 2012 y 500 millones de euros al año a partir del 2012. Le siguió Noruega que puso a disposición inmediata 500 millones de dólares anuales.
Numerosas organizaciones indígenas presentes instaron a las partes a reconocer los derechos de los Pueblos Indígenas sobre su territorio, aprobados por la ONU en septiembre pasado. Muchos estados como son Canadá, EEUU, Nueva Zelandia y Australia no los reconocen. Colombia se abstuvo en la votación lo que fue interpretado como una negativa, a diferencia de Bolivia y la Unión Europea que apoyaron plenamente las demandas indígenas, que rechazan la expansión de una red de áreas protegidas que no reconozca los derechos de los pueblos indígenas sobre sus territorios y piden plena autonomía para administrar los recursos de conservación.