La vuelta al mundo en auto solar
26 de mayo de 2012Aunque el sol brille en el cielo, no podemos probar el auto solar porque no tiene las baterías cargadas. Así lo explica Matthias Drossel, estudiante de electrotécnica en la Escuela Superior de Bochum. En los últimos días, el sol no lució demasiado. Sobre todo, durante el último trayecto por Bélgica.
Ha llegado el momento de que Drossel y el resto del equipo, formado por unas diez personas, aprovechen el sol de hoy. Han desatornillado los paneles solares del coche y los han colocado de manera tal, que la incidencia de los rayos sobre su superficie sea óptima. Necesitan cuatro horas para cargar por completo la batería, dice Drossel, tras echar un vistazo a su ordenador portátil. Como no podemos probar el coche, sencillamente nos acomodamos en los asientos del SolarWorld GT
Prohibido hacer trampas
La Escuela Superior de Bochum ha diseñado y puesto en marcha el auto solar con el patrocinio, como el propio nombre del coche indica, de la empresa SolarWorld. El objetivo era conseguir dar una vuelta al mundo solo con energía solar. El viaje ha durado un año. Australia fue el punto de partida. Después siguieron por EE. UU., Europa y Asia, hasta volver al punto de origen. Durante su aventura, no han utilizado energía eléctrica. Yago Albrecht, otro de los estudiantes, explica: “Queremos demostrar que es posible dar una vuelta al mundo solo con energía solar. Y si el sol no lucía, nos quedábamos parados esperando dos o tres días en el mismo sitio”.
Con el sol del mediodía, el coche puede moverse a unos 50 kilómetros por hora. Por la mañana y por la tarde, o cuando se conduce a mayor velocidad, se consume energía del acumulador instalado en el maletero. “Lo más rápido que fuimos fue a 110 kilómetros por hora“, dice Elbrecht. "Aquello fue en Nueva Zelanda, yendo montaña abajo“.
Durante el viaje, dos coches convencionales de gasolina acompañaron al auto solar, transportando tanto el equipaje, como al equipo de la Escuela Superior de Bochum. Los estudiantes condujeron alternativamente y se preocuparon de que todo funcionara y de reparar el auto cuando fue necesario. “Me he tomado dos semestres de vacaciones para poder acompañar al convoy”, dice Elbrecht. “Pensé: nunca más en la vida tendrás la oportunidad de dar una vuelta al mundo y, menos aún, en un auto solar. Es, sencillamente, fantástico.“
Algunas incomodidades
El volante del auto es pequeño y los dos únicos asientos bastante incómodos. No hay demasiado espacio. Una persona alta como Yago Elbrecht no puede sentarse con comodidad. Aunque, ciertamente, no todos los miembros del equipo son tan altos como él.
Bastan un par de minutos dentro del auto para que comencemos a sudar. Naturalmente, no hay aire acondicionado, consumiría demasiada energía. Un par de ranuras en la parte delantera dejan que corra un poco el aire para refrescar el ambiente. “Pero en Australia hacía tanto calor, que no fue suficiente”, dice Elbrecht.
Tampoco hay calefacción. En las montañas de Arizona, el conductor debió abrigarse mucho para poder resistir. El auto carece de servofreno y dirección asistida. Como si se tratara de un deportivo, el conductor se sienta a una altura muy baja, cerca de la carretera, por lo que percibe todos los baches y ondulaciones del terreno.
Sonido traquetreante
Tras cuatro horas al sol, las baterías están nuevamente cargadas. Elbrecht, Drossel y los otros han vuelto a atornillar los paneles al auto. Desde el asiento del copiloto, experimento cómo funciona. Antes de partir, el conductor se pone un casco al que se incorpora un aparato de radio, con el que está en permanente contacto con sus compañeros de convoy. “¡Enciendo el motor!”, anuncia por el micrófono.
Gira la llave y empieza a zumbar el motor, algo más bajo que el de los coches convencionales. Cuando empezamos a tomar velocidad, suena algo más fuerte. Es un ruido incisivo, casi un traquetreo. Pero el conductor parece contento: todo va bien. “A partir de los 15 kilómetros por hora, el sonido vuelve a ser más discreto”, explica.
Autora: Brigitte Osterah/MS
Editora: Rosa Muñoz Lima