Las disculpas neerlandesas por la esclavitud no bastan
19 de diciembre de 2022En el frío diciembre de Ámsterdam, Jennifer Tosch está parada delante de la residencia oficial del alcalde de la ciudad, en Herengracht 502, un inmueble lujoso junto al canal, en el distrito pudiente de Golden Bend.
La fundadora de la compañía Black Heritage Tours Amsterdam, nacida en EE. UU. de padres surinameses, señala una placa en piedra en el suelo, a la derecha de la puerta principal. La casa fue construida en 1672 por Paulus Godin, un administrador de la compañía colonial Dutch West India Company. Su riqueza mercantil -como la de muchas compañías vecinas a lo largo del canal Herengracht- fue amasada, al menos en parte, gracias a la esclavitud, como lo indica la placa.
Durante siglos, el Imperio neerlandés compró y trasladó por mar a cerca de 600.000 personas esclavizadas desde África, practicando el comercio transatlántico de esclavos. Fue responsable de aproximadamente un 5% del total, llevándolos a colonias en el Caribe, como Surinam y Curazao, así como a otras colonias europeas en las Américas.
Los africanos esclavizados también fueron trasladados por la fuerza a las colonias holandesas en el Océano Índico, como la actual Indonesia, y los balineses y javaneses esclavizados fueron transportados a lo que hoy es Sudáfrica.
Muchos de ellos perecieron en el viaje. Y para aquellos que sobrevivieron, y para sus descendientes, la vida en las plantaciones era brutal. Un ejemplo de ello es el caso de Wally, un hombre esclavizado en una plantación de azúcar de Surinam que participó en una revuelta en 1707, y cuya historia se presentó en una exposición en el Rijksmuseum de Ámsterdam el año pasado. Como castigo por su insubordinación, a Wally le arrancaron la carne con unas pinzas al rojo vivo y lo quemaron vivo. Su cabeza fue exhibida luego clavada en una estaca.
Luchar contra una "ignorancia deliberada”
Los signos de una historia de esclavitud de Países Bajos de más de 250 años están dispersos por toda la edificación de Ámsterdam, si se sabe buscarlos, explica la historiadora de la cultura Jennifer Tosch, entre cuyos ancestros también había personas esclavizadas. En 2013 comenzó con sus visitas guiadas para informar y educar a los habitantes y turistas sobre el pasado colonial de Holanda, y terminar con lo que llama la "ignorancia deliberada” en la sociedad neerlandesa acerca de ese oscuro período y su legado contemporáneo.
En una señal de cambio de mentalidad, el gobierno neerlandés se disculpó este lunes (19.12.2022), en nombre del Estado, por su papel en la esclavitud. Sin embargo, no todos los afectados están dispuestos a aceptar esa disculpa. Varias organizaciones surinamesas protestaron debido a la falta de consultas con esa comunidad, así como por la evidente prisa del gobierno. El 1º de julio, conocido en Países Bajos como Keti Koti Day, Surinam celebra el aniversario de su independencia. En 2023 se cumplirán 150 años desde el fin de facto de la esclavitud en ese país, o 160 años desde su abolición oficial, y esa habría sido una fecha más significativa para una declaración gubernamental, según activistas.
Los planes del gobierno de disculparse públicamente se filtraron en la prensa holandesa a fines del mes pasado, sin confirmación oficial de la forma o el contenido de esa medida. Desde entonces, el asunto ha dominado los titulares. Y el pronunciamiento de este lunes causó controversia en grupos y países afectados. El martes (13.12.2022) se llevó a cabo en La Haya una reunión de emergencia con representantes de la comunidad surinamesa y antillana, y la viceprimera ministra neerlandesa, Sigrid Kaag, viajó a Surinam el jueves para tratar de "volver a unir los fragmentos”, como lo describió el periódico holandés Trouw.
Dentro de los Países Bajos, grupos como la Fundación Ocan, que representa a la comunidad caribeña holandesa, enfatizan que están más preocupados por lo que seguirá después en términos de justicia reparadora, que por la escenificación de la disculpa en sí.
Reparación de "miles de millones"
Armand Zunder, presidente de la Comisión Nacional de Reparación de Surinam, ha indicado que ni una disculpa por sí sola ni los planes de dedicar 200 millones de euros (unos 212,6 millones de dólares) para crear conciencia sobre la esclavitud, más 27 millones de euros para la construcción de un museo, serían suficientes.
"Lo que fue destruido debe ser reparado. Nuestro marco de referencia son miles de millones de euros y ciertamente no cientos de millones de euros", dijo Zunder a los medios locales el martes (13.12.2022). Zunder se hizo eco de la posición de la Comisión de Reparación del Caribe, un grupo de 15 países donde muchas personas fueron esclavizadas, que publicó un plan de reparación de 10 puntos. Este incluye una disculpa oficial, pero también financiamiento para la difusión pública de la historia, para la salud y la alfabetización, así como para la transferencia de conocimientos.
Cuando la comunidad negra plantea ese tipo de debates, "a menudo se topa con afirmaciones de que estamos buscando llamar la atención”, dijo Xavier Donker, portavoz de la Fundación Ocan.
"El racismo, ya sea flagrante o sutil, el desempleo desproporcionado, la discriminación", todo parte de un "legado persistente" de la era colonial, dice. Un tema que se volvió cada vez más candente en diciembre en Países Bajos es el debate en torno a la controvertida tradición de Zwarte Piet (Pedro el negro), ya que los holandeses se pintan la cara de negro y se ponen pelucas rizadas para hacer de asistentes negros de San Nicolás en los desfiles prenavideños, una costumbre que resulta ofensiva para muchas personas negras del país.
La disculpa holandesa llega un año y medio después de que un informe encargado por el gobierno la recomendara, así como otras medidas para abordar el racismo institucional. El primer ministro Mark Rutte se pronunció anteriormente en contra de la idea de una disculpa, diciendo en 2020 que con ella se corría el riesgo de causar polarización social. Una encuesta realizada a principios de este año por la emisora NOS mostró que la mitad de los holandeses se oponían a una disculpa.
Pero la presión sobre las expotencias coloniales europeas va en aumento. En 2020, el rey belga, Philippe, expresó su "profundo arrepentimiento” por las atrocidades cometidas durante la administración colonial de su país en el Congo. Alemania se disculpó en 2021 por su genocidio en Namibia, a comienzos del siglo XX, y prometió cerca de 1.000 millones de euros en ayuda al desarrollo. Pero ese tipo de anuncios rara vez se traducen en reparaciones concretas.
Jennifer Tosch, quien llegó por medio de un intercambio estudiantil a Holanda, dice estar "sorprendida de que la narrativa dominante (…) estuviera tan centrada en la noción de la gloriosa 'Edad de Oro' holandesa, en referencia al período en el que Países Bajos se convirtió rápidamente en uno de los más ricos del mundo. Durante el siglo XVII, Holanda era mascarón de proa de la cultura y la ciencia, con artistas como Rembrandt y Vermeer, pero esa también fue una época de "guerra contra los pueblos originarios, de la explotación de sus recursos y de la esclavitud de sus habitantes”, subraya Tosch. "No se puede hablar de lo uno sin mencionar lo otro”, dice. "Y eso incluye la injusticia social actual, la desigualdad, la brecha educacional y en la producción de la riqueza, así como en el lenguaje”, resalta. "Si no hay una acción concreta que siga a esta disculpa, entonces esta parecerá solo una mueca que, en realidad, no tenía la intención de producir ningún cambio social”.
(cp/ers)