Las ideas en la hoguera
10 de mayo de 2003Las hogueras ardieron en múltiples ciudades alemanas la noche del 10 de mayo de 1933. Entre sus llamas se consumieron las obras de autores como Thomas Mann y su hermano Heinrich, Bertolt Brecht, Karl Marx, Erich Maria Remarque, Heinrich Heine y mucho otros.
Nunca más
La lista es larga y refleja las dimensiones de la guerra que declararon los nacionalsocialistas a toda forma de pensar que difiriera de su nefasta ideología. Las ideas de los escritores proscritos sobrevivieron, sin embargo, a la virulencia de ese negro episodio, que se ha convertido en símbolo de una de las máximas expresiones de barbarie cultural.
"Nunca más", es la consigna que marca la tónica en las diversas ceremonias realizadas con motivo de este triste aniversario de la quema de libros a manos de los nazis. Nunca más debe ocurrir que "los intelectuales deban callar por temor", recalcó la ministra alemana de Cultura, Christina Weiss, afirmando que el pluralismo y la tolerancia constituyen la esencia de una sociedad civil.
Las amenazas de hoy
Pero no sólo se trata de recordar lo ocurrido hace ya siete décadas. El presidente germano federal, Johannes Rau, aprovechó la ocasión para manifestar también su preocupación por situaciones actuales, como la creciente persecución de escritores después del 11 de septiembre del 2001. En este contexto, el jefe de Estado subrayó que tampoco en la lucha contra el terrorismo están permitidos todos los medios. "Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos para velar porque el derecho a la libre opinión, consagrado desde 1948 en la Declaración General de Derecho Humanos de la ONU y desde 1950 en la Convención Europea, tenga vigencia en todos los lugares del mundo y en Europa", puntualizó Rau.
Basta recordar algunos datos para ver que dicha libertad aún se ve seriamente amenazada en la actualidad. De acuerdo con informaciones del PEN Club, el año pasado se registraron en diversos países 1153 casos de escritores que "desaparecieron", fueron asesinados o encarcelados, o sufrieron múltiples tipos de amenaza.
En Alemania, la fatídica quema de libros de 1933 fue sólo el preámbulo del terror desatado por Adolfo Hitler y sus seguidores. El éxodo de librepensadores que se produjo fue definido por el presidente Rau como una catástrofe para la sociedad alemana, cuyo efectos "se sintieron por décadas y en algunos casos se siente hasta ahora". Estas heridas de la historia han de servir también de llamado de alerta para velar por la libertad, como lo han entendido los numerosos escritores que en esta fecha se dan cita para leer a los autores cuyas obras ardieron en las hogueras nazis.