“Latinoamérica tiene que combatir el tráfico, Europa el consumo”
29 de noviembre de 2007Dos parlamentarios alemanes, el democratacristiano Jürgen Klimke y la cristianosocial Maria Eichhorn, acaban de regresar de Perú y Colombia. Ambos son miembros de la Comisión para la Cooperación económica y el Desarrollo del Bundestag alemán, y en América Latina han querido acercarse a los cultivos de coca y la problemática del tráfico de drogas.
La Deutsche Welle conversó con ellos sobre las impresiones traídas del continente y el trabajo conjunto en esta materia entre los dos lados del Atlántico.
Los cultivos de droga en América Latina se han reducido en los últimos años, pero a cambio se han plantado matas más fructíferas, con lo que la producción no ha variado realmente. ¿Qué se puede hacer desde la cooperación al desarrollo alemana y europea para contribuir a minimizar la cantidad de droga que sale de Latinoamérica?
Jürgen Klimke- Nosotros creemos que la única estrategia válida es la de apostar por las economías alternativas, lo que debería potenciarse aún más en el futuro. Además, el trabajo de la Agencia Alemana para la Cooperación Técnica (GTZ) debería reforzarse, Naciones Unidas invertir más en la lucha contra el tráfico de droga y, por último, a nivel de la Unión Europea es importante que le prestemos más atención al tema, por ejemplo, nombrando un comisario de Drogas, o a alguien en quien recayese esa competencia.
Cuando habla de economías alternativas, ¿a cuáles se refiere y qué posibilidades tienen de éxito?
Klimke- Por una parte, al cultivo de productos agrícolas alternativos, como puede ser palmito, la miel, el cacao… Pero también a potenciar el sector servicios, por ejemplo el turismo ecológico, que se adaptaría muy bien a la región. O los productos fabricados a mano, como las telas.
Pero, ciertamente, todo eso funciona sólo si la venta está asegurada. El dinero del cambio de la plantación de droga a una fuente económica alternativa tiene que llegar a la gente y permitirle vivir.
¿Abriría Europa su mercado agrícola a esos productos?
Klimke- Ese es un punto que debería formar parte de las negociaciones bilaterales con esos países y que tendríamos que apoyar más decididamente.
¿Cuál es la situación actual del tráfico de drogas desde América Latina hacia Europa, teniendo en cuenta la fortaleza actual del euro?
Maria Eichhorn- En los dos países latinoamericanos que hemos visitado escuchamos constantemente la misma queja: que el tráfico hacia Europa aumenta, sobre todo a través de España y de la costa noroeste africana. Hace poco nos ha llegado la noticia de que el consumo de cocaína en Europa ha crecido considerablemente en los últimos tiempos, y aquí nos encontramos ante la cuestión de la responsabilidad compartida. En América Latina tienen que combatir la producción de droga, aquí tenemos que combatir el consumo.
¿Qué peticiones les han hecho llegar los gobiernos de Perú y Colombia?
Eichhorn- Han pedido que la lucha contra el tráfico de drogas sea entendida como una cuestión internacional, y que les apoyemos en los intentos por desarrollar las plantaciones alternativas.
Klimke- Y ese deseo de colaboración es muy amplio. El ministro de Defensa peruano nos ha pedido que estudiemos si Alemania podría enviar equipos de radar con los que controlar sus costas y así evitar, o por lo menos dificultar, la salida de la droga a través del mar.
Según su programa de viaje han tenido ustedes oportunidad de observar las plantaciones de coca desde el aire, ¿qué es lo que han visto?
Klimke- Hemos podido ver cómo un paisaje natural, de selva, se interrumpía por la tala de los árboles y el arado. Por el color verde pueden distinguirse desde el aire las plantas de coca. La coca tiene el problema añadido de que desgasta mucho el terreno. Tras siete años, el suelo está tan dañado que pasan décadas antes de que se pueda plantar otra cosa.
Eichhorn- Éste no es sólo un problema de tráfico de droga, sino también un problema ecológico. Cualquiera que consuma cocaína en Europa o en América tendría que tener claro que no sólo se daña a sí mismo, sino que también daña al medio ambiente.
¿Son las fumigaciones al estilo estadounidense una buena estrategia? ¡Siga leyendo!
Estados Unidos apuesta desde hace tiempo por la destrucción de las plantaciones de coca fumigándolas desde el cielo, ¿cómo califican ustedes esa estrategia?
Eichhorn- Cada vez se está dejando más de fumigar para arrancar manualmente las plantas de coca, porque se está viendo que no es la mejor medida. Las fumigaciones generan mucha discordia, no sobrepasar las fronteras es muy difícil y los países vecinos, Venezuela por un lado, Ecuador por el otro, se quejan. En Colombia, las minas antipersona hacen muy peligroso el arrancado manual, pero pese a todo se quiere seguir apostando por este método.
Klimke- Las fumigaciones no son una medida sostenible, sino en primer lugar una medida destructiva. No dejan posibilidades para el futuro, para empezar una nueva vida. Al campesino que decide abandonar el cultivo de coca no le ofrecen una alternativa con la que poder sobrevivir y mantener a su familia.
Antes han hecho referencia a las peticiones realizadas por estos países, pero estamos aquí ante Estados que no son sólo productores y suministradores de droga, sino en los que el consumo también aumenta. ¿Qué consejos les han podido dar a partir de la experiencia europea?
Eichhorn- Yo les he contado que en Alemania tenemos buenos programas de prevención, pero tengo la sensación de que la cuestión no juega un papel muy relevante en estos países. Todo se concentra en torno a las alternativas al cultivo de drogas. Que el consumo va en aumento se sabe, pero no me ha parecido que se estén tomando medidas concretas para controlarlo.
Klimke- Tampoco a la cuestión de la legalización, que en otros muchos sitios sí se debate, se le da importancia. En nuestra visita hablamos en primer lugar de lo que nosotros, como europeos, alemanes, también como miembros de Naciones Unidas, podemos hacer para ayudar a combatir las plantaciones de coca.
Eichhorn- Y de lo que podemos hacer para reducir el consumo de droga, pero en Europa.