Leonard Bernstein: West Side Story, Mahler y libertad
25 de agosto de 2018Este sábado (25.8.2018) se cumple el centenario del gran maestro de Massachusetts, que transformó la música clásica y la acercó a las nuevas generaciones. Una de sus grandes inspiraciones lo llevó en 1989 a cambiar el texto final de la Novena Sinfonía de Beethoven para adaptarlo a la reciente caída del Muro de Berlín y los sucesos que en aquel momento transformaban el mundo . Así pues, la oda "a la alegría" (Ode an die Freude) se convirtió en la oda "a la libertad" (Ode an die Freiheit). Y la interpretación tuvo lugar en la Schauspielhaus del Berlín oriental el día de Navidad de 1989. La orquesta estaba formada por músicos procedentes de las dos Alemanias, así como de Francia, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética, los aliados que vencieron juntos a la Alemania nazi. La "oda a la libertad" y el grito de Schiller en favor de los seres humanos como hermanos no podía haber encontrado un mejor momento y un mejor lugar para su interpretación.
La anécdota es apenas un grano de arena en la carrera del compositor, director, pianista, divulgador musical y profesor, que dejó su huella en la música clásica, pero también en el cine, los musicales y el ballet. Bernstein modernizó la música clásica, la hizo accesible a los jóvenes y dejó con la boca abierta al público de los conciertos con su extravagante estilo. El diario New York Times lo describió tras su muerte el 14 de octubre de 1990, menos de un año después de aquel concierto de Berlín, como "uno de los músicos de mayor éxito de la historia de Estados Unidos".
Inicio tardío
Leonard Bernstein tenía 10 años cuando su tía decidió enviar su piano a la casa de sus padres en Lawrence, Massachusetts, para que se lo guardaran. "¡Mamá, quiero tomar clases!", le dijo cuando vio las teclas negras y blancas. Él mismo contaba que escuchó su primera sinfonía con 16 años, una edad muy tardía para un músico profesional, que se convertiría en el futuro en el director de la Filarmónica de Nueva York. Pero ya durante sus estudios en Harvard, entre otros con el renombrado Walter Piston, y después de su primera sinfonía, "Jeremiah", quedó claro que Bernstein, hijo de inmigrantes rusos, había nacido para la música.
Cuando el director jefe de la Filarmónica de Nueva York Bruno Walter enfermó inesperadamente en noviembre de 1943, Bernstein, que era su asistente, quedó a cargo de la batuta. "Lenny", que entonces tenía 25 años, se había estudiado por si acaso a fondo las partituras de obras de Schumann, Strauss y Wagner. Y consiguió brillar. Demostró que, incluso en condiciones muy difíciles, contaba con una gran seguridad técnica y podía interpretar de forma magnífica grandes composiciones. A esta experiencia siguieron interpretaciones como invitado en instituciones de Estados Unidos, Europa e Israel. En 1953 fue el primer estadounidense en dirigir en la Scala de Milán. "No me interesan las orquestas que suenan a sí mismas. Quiero que suenen como el director", es una de sus frases más famosas. De hecho, él dio a la Filarmónica de Nueva York un nuevo estilo con conciertos clásicos, pero informales, noches temáticas y piezas de vanguardia, con los que durante su tiempo al frente de la orquesta, entre 1958 y 1969, la sacó de una grave crisis generada por la caída del número de espectadores y un repertorio uniforme.
Compositor ecléctico... y de éxito
Bernstein admiraba el repertorio austro-germano y los compositores Haydn, Beethoven, Brahms, Schumann y, sobre todo, Mahler. Sus grabaciones de las sinfonías de Mahler están consideradas las mejores de la historia y la pasión del músico por el romanticismo tardío generó una auténtica fiebre de Mahler en Estados Unidos. De hecho, sus interpretaciones han contribuído a alimentar el interés por Mahler en todo el mundo. Además fue un gran divulgador del repertorio clásico con sus televisados "Conciertos para Gente Joven" ("Young People's Concerts"), convirtiéndose en modelo para toda una generación en el centro de conciertos Tanglewood.
Como compositor, Bernstein hizo música ecléctica, en la que se perciben las más diversas inspiraciones. Introdujo elementos del jazz y de la Biblia en sus piezas clásicas, citaba sus raíces judías y tomó elementos católicos-romanos en su Misa de 1971.
También escribió obras de ballet, como Fancy Free y Facsimile y musicales: además de On the Town y Candide cosechó enorme éxito sobre todo con West Side Story. Ese éxito pareció oscurecer el resto de su producción como compositor y él solía reivindicar que había escrito más música aparte de la del célebre musical llevado al cine.
Al final de su carrera como superestrella de la música clásica había reunido una montaña de premios Grammy, Emmy, récords de ventas, doctorados honoríficos y todo tipo de galardones internacionales. Hay muchos estudios sobre su música, pero él no les concedía mucha importancia. En su primer concierto para jóvenes en 1958 dejó claro que "da igual las veces que le cuente a la gente historias sobre lo que significa la música. Olvídenlas. Las historias no tienen nada que ver con el significado de la música. La música nunca trata de algo. La música es sencilla. La música son notas, hermosas notas, y sonidos reunidos en arreglos que nos hacen disfrutar el escucharlos. Y no hay nada más".
MS (dpa)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |