Liberación en el desierto
15 de mayo de 2003Con alivio se recibió en Alemania la noticia de la liberación de 17 turistas que se hallaban desaparecidos desde el 17 de marzo en el Sahara. Se trata de 6 alemanes, 10 austríacos y un sueco. Pero el alivio no es pleno. Persiste, desde luego, la preocupación por la suerte de los restantes 15 europeos, que siguen retenidos en Argelia, algunos desde febrero. La preocupación se vuelve tanto mayor desde que el estado mayor del ejército argelino afirmara que los desaparecidos estaban en poder de una organización integrista, conocida como Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC). Con ello se descarta la tesis inicial de que los turistas habían caído en manos de delincuentes comunes.
Cautela oficial
Pese a que en su reciente viaje a Argelia el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, abogó una vez más por no utilizar la violencia y no poner en peligro la vida de los cautivos, por lo visto las autoridades locales no estaban dispuestas a seguir esperando. Lógicamente en círculos oficiales se mantiene bastante hermetismo en cuanto a los detalles de lo ocurrido, precisamente para no arriesgar al grupo que a todas luces sigue en manos de los fundamentalistas. De hecho, Suiza -uno de cuyos ciudadanos se halla en tal situación-, lamentó que la noticia de la liberación se haya filtrado a la luz pública. La prensa argelina alude a una segunda inminente operación de rescate, pero la información llega a cuentagotas.
Inquietantes resultan, en todo caso, los antecedentes disponibles sobre el GSPC. Esta organización, escindida en 1998 del Grupo Islámico Armado (GIA), ha emergido de los más de 10 años de guerra civil argelina como la organización de combate más fuerte del país. Los salafistas (cuyo nombre se deriva de "el Salaf", que significa los antepasados) son integristas que aspiran al retorno a los orígenes del Islam.
La "guerra santa" de los salafistas
El conflicto se extiende ya por más de una década. La lucha se desató cuando en 1992 se anularon las elecciones parlamentarias que, en la primera vuelta, habían dado amplia mayoría al Frente Islámico de Salvación Nacional (FIS). A partir de entonces, los islamistas emprendieron la lucha armada, encabezada por el GIA. Se estima que la violencia costó la vida a unas 100 mil personas en los años siguientes. A diferencia de otras corrientes islámicas que en 1999 acogieron las propuestas oficiales de reconciliación, según datos del servicio de inteligencia alemán los salafistas prosiguieron sus esfuerzos por "derrocar al gobierno argelino por medios terroristas, para instaurar un Estado islámico".
Sus presuntas vinculaciones con la red Al Qaeda, de Osama Bin Laden, se remontan a la época de la guerra de resistencia afgana contra la ocupación soviética, en la que combatieron unidades islámicas. Poco después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, el presidente estadounidense, George Bush, congeló las cuentas del GSPC, que meses más tarde fue catalogado oficialmente como organización terrorista. Un general argelino estimó hace unos meses que el grupo está en condiciones de movilizar a unos 300 terroristas. Su máximo dirigente, el emir Hassan Hattab, es actualmente uno de los hombres más buscados de Argelia.