¿Llega el antifútbol a la Bundesliga?
7 de octubre de 2014En Alemania los entrenadores que gozan de la admiración del público se la han ganado dejando jugar a sus equipos un fútbol alegre, dinámico, volcado al campo enemigo con tanto furor que no pocas veces luce suicida. La crítica más frecuente a este tipo de fútbol es que a sus gestores aparentemente se les ha olvidado defender.
Joachim Löw con la selección alemana, Jürgen Klopp en Dortmund, Lucien Favre en Gladbach, la temporada pasada Thomas Tuchel en Maguncia, y en la presente Roger Schmidt en Leverkusen. Todos ellos han visto en ocasiones cómo un dedo acusador los señala a manera de recriminación por azuzar a sus jugadores a atacar y seguir atacando. Esto muy probablemente no sucederá en el Schalke que se verá a partir de la octava jornada de la Bundesliga.
El triunfo de la defensa
Roberto Di Matteo llega entonces a reactivarse como entrenador en Alemania tras casi dos años en el desempleo y viene acompañado del prestigio de haber logrado en apenas tres meses con el Chelsea –entre marzo y mayo del 2012- dos títulos muy importantes: la Copa Inglesa, y la Champions League, un trofeo cuya obtención era una meta personal del propietario del club Roman Abramowitsch.
Ese periodo de tiempo, junto a sus inicios como entrenador en el West Bromwich Albion, club al que ascendió a la Premiere League inglesa, marcan el perfil de Di Matteo, y permiten poner a la sombra otros menos fructíferos, como por ejemplo la última fase con el Chelsea que estuvo plagada de derrotas, especialmente en torneos internacionales en los que no solo perdió la final de la Supercopa de Europa contra Atlético de Madrid, sino también partidos importantes en la defensa del título de la Champions League ante Shakhtar Donetsk y Juventus Turín.
Di Matteo fue despedido del Chelsea luego de 11 meses como entrenador (tres de ellos como solución interina, seis ocupando la posición en propiedad) dejando recuerdos tanto en los escaparates de trofeos del club como en la memoria de los aficionados que más que disfrutar con su fútbol lo sufrieron. La semifinal de la Champions League contra el Barcelona, y la final de la misma competición contra el Bayern en Múnich, se convirtieron en los mejores resúmenes de su estilo.
En los dos partidos contra el club catalán, Di Matteo no tuvo ningún problema en plantear un equipo que se encerró en su campo y transformó seis disparos al arco en tres goles. Los comentarios negativos no se hicieron esperar, entre ellos el de Matthias Sammer, quien dijo “Lo que sucedió fue una catástrofe para el fútbol”. La historia se repetiría un par de semanas más tarde en Múnich, cuando el Bayern, en la final, dominó a su antojo un partido en el que el Chelsea renunció a atacar, consiguió un gol en el único tiro de esquina que cobró, y definió a su favor el resultado conservando los nervios en la decisión por penaltis.
¿Qué será del Schalke?
El entrenador de nacionalidad italiana nacido en Suiza fue así el padre del mayor triunfo de la defensa en el fútbol internacional de clubes. Ahora, en la Bundesliga, donde la mayoría de los equipos importantes están más preocupados por fortalecer su capacidad ofensiva que en edificar muros defensivos, la filosofía de Roberto Di Matteo le podría venir muy bien al Schalke pese a ir en contravía a las tendencias que se han impuesto en el fútbol alemán.
Uno de los principales problemas del Schalke en la presente temporada es que ha recibido goles en contra en nueve de los 10 partidos que ha jugado. En promedio el nuevo equipo de Di Matteo encaja 1,5 goles por jornada, lo que documenta la necesidad de fortalecer el trabajo defensivo. Estabilizar la zona posterior del tradicional club alemán será una tarea prioritaria del nuevo entrenador. Los expertos coinciden en afirmar que en ese campo logrará cumplir la meta, pero igualmente se preguntan qué pasara con el arsenal de ataque del Schalke.
Bajo las órdenes de Di Matteo dos goleadores de gran talla internacional fueron decisivos para el Chelsea: Fernando Torres y Didier Drogba. El entrenador encontrará en Schalke a Klaas Jan Huntelaar como su principal delantero, y figuras de vocación ofensiva como el peruano Jefferson Farfán, la estrella juvenil alemana Julian Draxler, los prometedores talentos Leon Goretzka y Max Meyer, y los internacionales Sidney Sam y Kevin Prince Boateng. De todos ellos Roberto Di Matteo debe lograr que rindan constantemente al más alto nivel, algo que su predecesor Jens Keller apenas consiguió en esporádicas ocasiones en los casi dos años que estuvo al frente del equipo.
Por lo pronto los aficionados alemanes deben prepararse para ver a un Schalke nadando contra la corriente, más ocupado con defender que con atacar, una fórmula que quizás le sirva para frenar en la Bundesliga al Bayern de Guardiola, a quien Di Matteo ya le ha dado dolores de cabeza.