Lord Ponsonby: ¿inventó un irlandés el Uruguay?
24 de agosto de 2023Un decisivo papel en el nacimiento de Uruguay como país independiente desempeñó el diplomático Lord John Ponsonby. Pero este no era inglés, sino irlandés. Y en su declaración de independencia, Uruguay manifestó su deseo de integrarse a las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero nunca lo concretó. Dos aparentes contradicciones, que tienen, sin embargo, una plausible explicación.
Los territorios que hoy conforman la República Oriental del Uruguay fueron parte del Virreinato español del Río de la Plata. Se los llamaba entonces Banda Oriental, por hallarse en el este del virreinato, y sus habitantes eran los "orientales".
Los "orientales" expulsan a los españoles en 1814. Pero solo dos años más tarde, la ya llamada Provincia Oriental es invadida por tropas del Reino de Portugal, Brasil y Algarve, que en 1821 la incorpora a su territorio y la bautiza Provincia Cisplatina (del lado de acá del Río de la Plata). En 1825, con el apoyo de las Provincias Unidas del Río de la Plata (que más tarde conformarían la Argentina), treinta y tres orientales entran al territorio para iniciar un levantamiento contra los ocupantes. La campaña, a la que se adhirió gran parte de la población, tiene éxito. El 25 de agosto del mismo año, la Provincia Oriental proclama su independencia. Pero los portugueses no la reconocen y la guerra sigue, con crecientes éxitos militares para los orientales.
En vista de la inestabilidad, Gran Bretaña decide impulsar negociaciones entre ambas partes. El elegido para ello es el diplomático y político John Brabazon Ponsonby, primer vizconde Ponsonby (aprox. 1770-1855), de familia irlandesa. Este tiene lazos con la tierra oriental: un tío suyo era socio en un saladero de carnes.
En 1827, Ponsonby escribe a su Gobierno: "Los orientales están tan poco dispuestos a permitir que Buenos Aires tenga predominio sobre ellos como a someterse a la soberanía del emperador de Brasil”. Simultáneamente, Buenos Aires atraviesa por una grave crisis económica, debido al bloqueo de su puerto por los brasileños, una gran inflación desatada porque sus billetes no tenían respaldo y el rechazo de las otras provincias a su centralismo. A Buenos Aires le urge terminar con las hostilidades. Y también Gran Bretaña quiere que acabe la guerra, que afecta sus intereses comerciales.
En ese triángulo de tensiones e intereses, Ponsonby desarrolla una hábil diplomacia, logrando que tanto las Provincias Unidas como el Imperio de Brasil se avengan a la solución independentista. El 27 de agosto de 1828 lo que hoy son Argentina y Brasil firman en Río de Janeiro, un acuerdo por el que reconocen la independencia de lo que en el texto llaman "Estado de Montevideo", el actual Uruguay.
Pero los éxitos diplomáticos de Ponsonby no terminaron allí. En diciembre de 1830 se le encomendó una misión en medio de una insurrección en las provincias neerlandesas de Flandes y Valonia. Para acabar con el conflicto, Ponsonby propuso la creación de un nuevo país, al igual que en el caso de Uruguay. Y, efectivamente, el 4 de octubre de 1830, las dos provincias se proclaman independientes. Había nacido el Reino de Bélgica.
Posteriormente, Ponsonby fue enviado especial, embajador y ministro plenipotenciario en Nápoles (1832-33), Constantinopla (1833-1841) y Viena (1846-1850). Murió en febrero de 1855 a la edad de 84 años. Casi todos los uruguayos conocen su nombre. En un parque de Montevideo, un relieve en bronce honra su memoria.
¿"Inventó” Ponsonby el Uruguay? La diplomacia británica apoyó opciones de paz ya existentes y aceptables para todas las partes en conflicto, sin inventar nada, dicen numerosos historiadores. En el caso de Uruguay, en la declaración de independencia quedó estipulado que la Provincia Oriental se reincorporaría en el futuro a las Provincias Unidas. Pero ello nunca ocurrió. En 1918, su nombre oficial pasó a ser "República Oriental del Uruguay", conocida simplemente como "Uruguay". Autores "revisionistas” latinoamericanos, no obstante, califican la independencia del país de solución "artificial”. La mayoría de los orientales, que viven en un país relativamente estable entre dos gigantes con muchos vaivenes, seguramente no estarían de acuerdo. En todo caso, tanto Uruguay como Bélgica siguen existiendo hasta hoy y gozan de buena salud.
(dzc)