El 26 de septiembre de 2014 estudiantes mexicanos desaparecieron en uno de los sucesos más trágicos de la historia reciente de México. Investigaciones independientes y el trabajo de los periodistas destaparon la colusión del crimen organizado con diferentes estamentos del Estado mexicano: desde autoridades locales, hasta cuerpos de policía y el ejército. Un trauma que se mantiene diez años después