Los agujeros del embargo contra Irán
24 de julio de 2013Cuatro empresarios están siendo juzgados en Hamburgo a partir de este miércoles (24.7.2013) por facilitar la exportación de válvulas especiales hacia Irán, a sabiendas de que estaban violando las condiciones del embargo impuesto a ese país por la Unión Europea (UE). A los comerciantes también se les acusa de tramitar la llegada a Irán de mercancía proveniente de la India. Según la corte que lleva el caso, los productos iban dirigidos a una compañía persa encargada de construir un reactor de agua pesada.
Ese reactor está siendo erigido en Arak, uno de los principales bastiones industriales de Irán, y, al menos en teoría, podría ser usado para la producción de plutonio con fines armamentistas. El bloque comunitario, Estados Unidos y otros países acordaron prohibir el envío de materiales que pudieran ser utilizados por la industria nuclear persa para fabricar armas. La meta del embargo es evitar que Irán se convierta en una potencia atómica.
A pesar de las sanciones que pesan sobre Irán por la falta de transparencia de su programa nuclear, Alemania sigue siendo el socio comercial más importante de Teherán en Occidente: en 2012, las exportaciones germanas a Irán fueron valoradas en 2.500 millones de euros. No obstante, todos los envíos a Irán deben ser declarados formalmente en las aduanas. Decidir qué mercancía puede ser o no ser exportada a Irán no es fácil porque ciertos productos pueden ser utilizados tanto con fines civiles como con fines militares.
Evadiendo el embargo a Irán
Como muestra, un botón: la exportación de ciertas aleaciones de metales usadas por los odontólogos están prohibidas por la naturaleza misma del material. Para evitar problemas legales, muchos comerciantes piden a la Oficina Federal para la Economía y los Controles de Exportación (BAFA, sus siglas en alemán) que revise sus envíos a Irán y certifique que son inofensivos. Otro elemento que es objeto de escrutinio es el destinatario de las exportaciones: la alarma suena, si se trata de personas o instituciones cercanas al Gobierno de Teherán.
Los exportadores asentados en Alemania deben asegurarse de que sus clientes iraníes no aparezcan en la “lista negra” publicada por las autoridades. Sin embargo, Michael Spaney, vocero de la iniciativa Stop the Bomb! (¡Detengan la bomba!), asegura que los controles son fáciles de evadir y demanda medidas más severas contra Teherán. Spaney explica que en Alemania se fundan empresas cuyo único fin es exportar mercancías a Irán porque las compañías alemanas son sometidas a menos inspecciones que las empresas extranjeras.
Spaney agrega que los destinatarios de ciertas exportaciones no son fáciles de identificar, bien sea porque las empresas receptoras suelen cambiar de nombre o porque otros países de tránsito –como Turquía, por ejemplo– suelen ser señalados como países de destino de los envíos. Eso fue lo que hicieron los cuatro empresarios que están siendo juzgados en Hamburgo: ellos informaron que las compañías receptoras estaban en Turquía y Azerbaiyán, cuando en realidad la mercancía terminaría llegando a Irán por tierra.
“Casos puntuales lamentables y nada más”
Todavía no se sabe a ciencia cierta qué magnitud tiene el comercio ilegal entre Alemania e Irán. Según un informe de la revista alemana Focus, el número de violaciones del control de armas de guerra, de la ley de comercio exterior de 2012 y del embargo contra Irán ha ido en aumento. En lo que va del año, los investigadores aduaneros han realizado 136 indagaciones; 35 averiguaciones más que en el año pasado. Tres cuartos de los casos investigados están relacionados con exportaciones a suelo persa.
Michael Tockuss, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Germano-Iraní, desestima esas cifras. “Ni siquiera un puñado de casos ha terminado en un proceso judicial en Alemania. Estamos hablando de casos puntuales lamentables y nada más”, enfatiza Tockuss.
Aunque Irán firmó el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, la presión internacional sobre el Gobierno de Teherán se ha intensificado en los últimos años para obligarlo a demostrar fehacientemente que no está empleando su bagaje tecnológico para hacerse de un arsenal nuclear. El embargo en su contra abarca la prohibición de comprar petróleo y gas natural persa, la interrupción de las transferencias de dinero entre los bancos europeos e iraníes, y el cese de la exportación de productos o servicios que puedan ser usados por la industria atómica local.
Autores: Sven Pöhle / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse