BRICS buscan nuevo perfil en Durban
25 de marzo de 2013En el año 2001, cuando el economista Jim O’Neill acuñó el acrónimo BRIC para describir a Brasil, Rusia, India y China como cuatro Estados con intereses similares por haber alcanzado un grado de industrialización parecido, se pronosticó que el desarrollo económico de estos países superaría al de los integrantes del Grupo de los Ocho (G8) en cuestión de lustros. Diez años después, el BRIC pasó a ser BRICS tras incluir a Sudáfrica, pero sus prometedoras perspectivas se vieron opacadas. La alianza no alzó vuelo por el peso de sus reformas pendientes.
Buscar soluciones para los problemas que le restan impulso al ascenso de los BRICS es uno de los objetivos de la cumbre que comenzará este martes (26.3.2013) en la ciudad de Durban. Está por verse con qué exhaustividad se abordan temas como el de la falta de desarrollo del sistema sanitario, educativo y laboral en Sudáfrica; la lentitud de las enmiendas políticas en otros Estados; y el preocupante nivel de injusticia social registrado en todos ellos, según varios estudios realizados por la Fundación Bertelsmann de Alemania.
Otra meta del encuentro de Durban es acentuar la cohesión interna del grupo y darle un perfil definido a una coalición que no ha dejado de ser percibida como un ente tan abstracto como heterogéneo. De momento, tanto las reformas que no se han consumado como la intangibilidad de los proyectos de esta alianza atentan contra la ambición de los BRICS de convertirse en un contrapeso “más justo” del G8 y sus instituciones: el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El plan para que los BRICS puedan actuar de una manera más concreta pasa por crear instituciones propias. La idea articulada por India de crear de un banco para el desarrollo Sur-Sur –con 50.000 millones de euros a la disposición de los Estados BRICS y otras economías emergentes– podría prosperar en Durban, poniendo fin a su dependencia del BM o del FMI, aún cuando los críticos señalan que ese “Banco del Sur” sabotearía la consolidación de bancos para el desarrollo ya existentes en el continente africano y en el asiático.
Hechos en lugar de palabras
La fundación del think tank de los BRICS, a finales de 2011, será seguida por la formación de un consejo económico propio y la creación de un fondo de 240.000 millones de dólares para responder a las crisis financieras, ayudando a los países con divisas débiles –como Sudáfrica– a superar los escollos. El miércoles (27.3.2013) se discutirá sobre el cable de fibra óptica que unirá a los países BRICS entre sí y con Estados Unidos a partir de 2014; un proyecto de infraestructura que incluye a veintiún naciones africanas.
Con 34.000 kilómetros de longitud y una capacidad para transmitir datos a una velocidad de 12.8 terabits por segundo, el “cable de BRICS” promete garantizar acceso a Internet, fácil y barato, a millones de personas. No se anticipa que otros tópicos, como el deseo de Egipto de afiliarse a la alianza BRICS, acaparen demasiada atención durante la cita de este grupo en Sudáfrica. Después de todo, a juicio de Jim O’Neill, las probabilidades de que Egipto entre a ese club palidecen frente a las de México, Turquía, Corea del Sur e Indonesia.
Las posiciones de Rusia y China son interesantes porque ambos forman parte del grupo BRICS y también del Consejo de Seguridad de la ONU; además, Rusia está en las filas del G8. Algunos temen que los conflictos de interés no tarden en aparecer. Por ejemplo: Rusia criticó la intervención militar de la OTAN en el conflicto interno libio tan severamente como Brasil, India, China y Sudáfrica. Rusia y China usaron su derecho a veto en el Consejo de Seguridad contra la solicitud de resoluciones para intervenir en la guerra civil siria.
Pero, a los ojos de Peter Draper, analista de la Wits Business School de Johannesburgo, las coincidencias de cara a la cuestión siria o al desarrollo de energía nuclear en Corea del Norte e Irán no impide que Brasil, India y Sudáfrica sigan empeñados en reformar el Consejo de Seguridad, que privilegia a Rusia y a China con membresías permanentes.
Autores: Ludger Schadomsky / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse