Los “detestables” planes de Sarkozy para regular la inmigración
21 de septiembre de 2007El presidente francés Nicolás Sarkozy cumple sus promesas electorales; la prueba de ello son las nuevas enmiendas a la ley de migración que el Parlamento acaba de aprobar. Especialmente, a la reunificación familiar se le coloca grandes obstáculos. Quien quiera emigrar para vivir con sus familiares en el país de "la igualdad, la libertad y la fraternidad" tiene que haber aprobado un examen de lengua francesa, y haber dejado constancia de su conocimiento acerca de los valores y la historia de la grande nation.
Francia no está sola
Hasta ahí, la nueva regulación del Gobierno del presidente Sarkozy no difiere mucho de las leyes que se aprobaron hace poco en Alemania y que ya entraron en vigor. Bajo el lema de fomentar la integración y dado que sin hablar el idioma local no hay integración posible, unas 120 horas de alemán tienen que acreditar los o las postulantes a emigrar a Alemania. Antes concederles la visa, tienen que haber aprobado también un examen de lengua que cuesta 350 euros.
A este respecto, las experiencias que se han cosechado en el país vecino de Francia no son del todo malas, a pesar de que para países como Turquía –de donde provienen gran parte de las jóvenes que llegan por motivos matrimoniales- las nuevas regulaciones son claramente discriminatorias. Ciudadanos de Estados Unidos o Australia, por el contrario, no tienen que saber alemán, menos se les exige aprobar un examen.
Contar con presupuesto suficiente
Otro requisito para conceder un visado es que el familiar residente en Francia demuestre tener ingresos que puedan solventar la manutención del nuevo inmigrante. También en esto las nuevas regulaciones de Berlín van a la par; y son especialmente criticadas en este punto, pues personas de bajos ingresos o que vivan de la asistencia social no pueden optar por matrimonios con extranjeros.
“Detestable” examen de ADN
En lo que el presidente Sarkozy le lleva la delantera a Berlín es en la introducción de exámenes genéticos para probar la consanguinidad. Miembros del partido gubernamental UMP no encuentran nada malo en esto: es un método moderno, ahorra tiempo de verificaciones y ayuda a detectar fraudes aducen.
Las organizaciones humanitarias y la oposición pusieron el grito al cielo: ¿por qué se puede invadir así el corazón de una familia extranjera si ello sería impensable para una francesa? “Hace mucho tiempo se decidió que una familia francesa de ninguna manera puede ser definida solamente basándose en la biología, o en la genética”, critica, según AFP, Axel Khan, un especialista en genética, miembro del opositor partido socialista.
Las críticas surtieron efecto: el test de ADN será voluntario, y la regulación se someterá a un período de prueba, hasta el 2010. Es más, si la consaguinidad queda comprobada, el costo del examen será reembolsado. Con tanta generosidad estatal, los que favorecen la regulación no ven motivo alguno para escandalizarse por la nueva regulación. Más aún teniendo en cuenta que ésta existe en países europeos como Gran Bretaña o Suiza.
De “método detestable”, lo califica por su parte el secretario de los socialistas, Francois Hollande. Asimismo declaró que permitir una inmigración regulada por cuotas según países y profesiones le parecían “objetivos irreales” de este Gobierno. Como fuere, la nueva regulación ya está aprobada; ahora sólo tendra que pasar por un Senado, en el cual el presidente Sarkozy cuenta con mayoría.