Los informes "secretos" de Blair
24 de septiembre de 2002La presentación de los documentos del gobierno británico sobre los arsenales iraquíes no cumplió las expectativas que había generado. Las informaciones, contenidas en 55 páginas, en su mayoría ya eran conocidas, y el resto tiene bastante de especulación y deducción. En consecuencia, no provocó mayor revuelo en el parlamento. Ni convenció a los escépticos de la necesidad de actuar con urgencia contra el régimen de Saddam Hussein. En este sentido, Tony Blair no parece haber logrado su objetivo, pese a los esfuerzos por demostrar que Bagdad constituye una amenaza seria y concreta para la región, y también para los intereses británicos.
Arsenales ABC
La documentación, elaborada en base a los informes de los servicios secretos británicos y a los reportes de inspectores de armas que estudiaron la situación en terreno hasta 1998, no va mucho más allá de lo expuesto recientemente por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) sobre el mismo particular. Indica, por ejemplo, que Irak sigue disponiendo de armas químicas y bacteriológicas, algunas de las cuales estarían en condiciones de ser utilizadas en 45 minutos.
Igualmente denuncia que Bagdad ha intentado de conseguir, clandestinamente, tecnología y materiales que podrían usarse para fabricar armas nucleares, incluyendo "cantidades significativas" de uranio, procedente de África. De acuerdo con el informe, cabría esperar que -disponiendo de uranio- estuviera en condiciones de poseer una bomba atómica en el plazo de dos años.
El escepticismo de los expertos
Nada de eso es realmente una novedad, ni representa una sorpresa. Así lo indicaron diversos entendidos, como William Hopkinson, del Instituto Real de Relaciones Internacionales, con sede en Londres. "Desde el tiempo de las inspecciones realizadas tras la Guerra del Golfo, sabemos que Irak podría construir una bomba atómica en un plazo de entre 6 y 12 meses. Pero la condición era ya en ese entonces que Bagdad consiguiera el material de fisión necesario", señaló el entendido, añadiendo: "Sabemos que lo ha intentado, pero dudo que haya tenido éxito".
El editor de la publicación sobre armas "Jane’s World Armies", Charles Heymann, considera por su parte que el documento no contiene ninguna revelación que induzca a derrocar a Saddam Hussein. Y no es el único que ha expresado tal punto de vista. También en Gran Bretaña se escuchan voces que advierten contra una intervención militar precipitada en Irak y abogan por dar prioridad al regreso de los inspectores de la ONU a ese país.
La peor de las opciones
Tal postura se está imponiendo ya en otros países, como en Francia, donde el presidente Jacques Chirac acaba de pedir "una oportunidad para la paz". Más aún: afirmó que la guerra es siempre la peor de todas las opciones y anunció total oposición a una nueva estrategia estadounidense que incluya ataques militares preventivos.
Sea como fuere, Blair tiene dificultades para contrarrestar la creciente oposición de los ciudadanos a una guerra. De acuerdo con una encuesta que publica este martes The Guardian, la popularidad del gobierno británico ha caído al nivel más bajo en dos años, cifrándose en un 39%. No obstante, casi dos tercios de los consultados afirmaron que estarían dispuestos a apoyar una operación contra Irak, si se les presentan pruebas contundentes de que Saddam Hussein posee armas de exterminio masivo. Pero es poco probable que la documentación presentada este martes baste para persuadirlos.