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Los niños no tienen precio

Mirjam Gehrke21 de junio de 2002

Más voluntad política en la lucha contral el tráfico de menores, demandó a los gobiernos del mundo una conferencia internacional, realizada por la Fundación Friedrich Ebert, Unicef y Terre des Hommes, en Bonn.

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La extrema pobreza fomenta el tráfico internacional de menores.Imagen: AP

No existen cifras concretas que ilustren la verdadera dimensión del crimen que constituye el tráfico de menores. Unicef estima que tan solo en Asia y África, 3000 niñas y niños son objeto diariamente del comercio con menores. Son arrancados de sus familias con falsas promesas para terminar explotados en burdeles, en el campo o como empleadas domésticas.

Sufren las peores vejaciones y humillaciones: malos tratos, violaciones, mala alimentación, jornadas laborales de entre 10 y 15 horas.

Turismo sexual

Según Peter Strack, de Terre des Hommes, el turismo sexual proveniente de Europa y EEUU está aumentando en América Latina debido a que muchos países del sudeste asiático han implementado una legislación más rigurosa en esta materia últimamente.

La cifra de menores provenientes de Bolivia y Perú que trabajan en hogares particulares o burdeles en Chile ha aumentado dramáticamente en los últimos años. Igualmente se observa un creciente tráfico de niños y adolecentes de Bolivia a Brasil, o de Brasil a Perú. Son "carne fresca" para el voraz mercado de la prostitución, que con el aumento del turismo ha crecido considerablemente.

"La situación de los niños en Centroamérica, especialmente en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, está marcada por el creciente empobrecimiento de las sociedades como consecuencia de una política económica neoliberal y la globalización", dice Terre des Hommes en un informe sobre la región.

Adopciones ilegales: un negocio redondo

Unos 1500 recién nacidos son entregados en adopciones internacionales cada año tan sólo en Guatemala. De los trámites necesarios se encargan abogados o notarios, que cobran hasta 20. 000 dólares por niño. En 1996, el parlamento guatemalteco había promulgado una ley, que convertía en legislación nacional importantes párrafos de la Convención sobre los Derechos del Niño. Sin embargo, "dicha ley no entró en vigor debido a las fuertes presiones de agobados, notarios y jueces, que son los que se benefician del sistema de adopciones particulares ilegales", comenta Peter Strack.

Entretanto, y depués de una querella constitucional por parte de la organización Casa Alianza, la ley ha sido ratificada.

El tráfico de menores es una consecuencia directa de la extrema pobreza en la que viven amplios sectores de la población de los países en vías de desarrollo. Familias que no tienen como alimentar a sus hijos son propensas a creer en las promesas de trabajo y educación por parte de los traficantes, que entretanto operan a nivel internacional. Unicef estima que después del tráfico de armas y de drogas, el táfico de menores el el negocio ilegal más lucrativo.

En Tailandia, por ejemplo, la explotación sexual de menores constituye entre un 14 y un 16 por ciento del PIB. Como contraste, valga mencionar que la ONU exige de los países industrializados que inviertan el 0,7 por ciento de su PIB en la ayuda al desarrollo. En la Unión Europea, el promedio de los fondos destinados a la ayuda alcanza el 0,36 por ciento.

El marco jurídico internacional

Las herramientas para combatir este crimen existen. Sin embargo no se aplican consecuentemente, reclama Unicef. En 1989 fue aprobada al Convención de la ONU sobre los Derechos de Niño, que entretando ha sido ratificada por casí todos los países del mundo. Sin embargo, en Alemania por ejemplo tiene más peso la legislación de extranjería, según la cual los menores ilegales que son detenidos por la policía son internados en centros de detención y luego expulsados. Esta práctica impide proceder directamente contra las estructuras criminales de las bandas de traficantes de menores, que traen a los niños al país.

La OIT aprobó en noviembre del 2000 la convención para la eliminación de las peores formas de explotación infantil. La Convención de La Haya regula la cooperación entre instituciones estatales en las adopciones internacionales, garantizando entre otros aspectos, el derecho del niño de informarse sobre sus raíces y conocer a su familia de origen. La convención considera legal una adopción sólo en caso de que, tras examinar la situación en el país de origen, se llegue a al conclusión de que una adopción internacional beneficia al niño.

Sin embargo, mientras sea posible conseguir documentos falsos para recién nacidos o para menores que viajan sin acompañamiento de sus padres, el tráfico de menores seguirá siendo un crimen de dimensiones internacionales.