Para que un lugar sea declarado Patrimonio de la Humanidad tiene que ser especialmente relevante en el desarrollo de un país. En Alemania los sitios de la UNESCO abarcan desde fósiles de 56 millones de años de antigüedad hasta espacios urbanos modernos. Al principio sólo se otorgaba la distinción a monumentos individuales, en su mayoría palacios o iglesias, como la catedral de Colonia.
Después se sumaron conjuntos arquitectónicos y centros urbanos, entre ellos el casco medieval de Lübeck o la Isla de los Museos de Berlín.En un país que se define como nación industrial no podían faltar los complejos industriales. La mina de carbón de Zollverein en Essen es un ejemplo. Y, por supuesto, Alemania también cuenta con espacios naturales únicos, como las marismas del Mar del Norte.