Los suizos prohíben la construcción de alminares
29 de noviembre de 2009Entre los 400.000 musulmanes que viven en Suiza hay de todo: personas expulsadas de los Balcanes por las guerras o la falta de perspectivas, turcos venidos hace generaciones en busca de trabajo, africanos que intentan aquí la suerte que no les da su empobrecido continente. Están los que se toman la religión con ligereza, y los que acuden con regularidad a rezar a una de las 100 mezquitas que se alzan entre Ginebra y San Galo. Cuatro de estos templos tienen minarete- y éste se ha convertido en motivo para la discordia.
Guerra contra la "islamización"
"La pregunta fundamental aquí es por qué hasta ahora los minaretes no eran necesarios y por qué de pronto sí lo son", dice Walter Wobmann. Su formación política, el Partido Popular Suizo (SVP), ha sido la que ha llevado el tema hasta las urnas. La democracia suiza permite someter a referéndum un amplio número de cuestiones. En este país, los ciudadanos votan casi cada domingo. Hoy, tenían que decidir si los alminares les estorbaban, y han decidido que sí.
Wobmann cree tener la respuesta- a su pregunta fundamental y al motivo que ha llevado a los suizos a oponerse a las torres musulmanas. "La cosa está clara", asegura, "la verdadera razón de que aparezcan minaretes está relacionada con la islamización, con el intento del islam de ejercer influencia política".
A ese supuesto proceso de propagación de las creencias musulmanas le ha declarado el SVP la guerra. La campaña se inició en 2007 y los derechistas están tan decididos a librar este combate que sus fuerzas no decaen ante ninguna batalla perdida. Negarle el derecho de existencia a los alminares supondría atentar contra la libertad religiosa, sentenció el Tribunal Federal de Suiza, y el SVP hizo uso del siguiente recurso: la consulta popular.
La xenofobia seguirá
"La construcción de minaretes está prohibida", esa es la frase que el Partido Popular Suizo proponía incluir en la Constitución del país y que, en contra todos los pronósticos, el 57,5 % de los ciudadanos ha optado por convertir en ley. La voz del pueblo se ha impuesto a la opinión del Gobierno, de la mayoría del Parlamento y de amplios sectores del mundo eclesiástico y económico, que pedían un voto en contra. Ahora el SVP se vanagloria del resultado, mientras que muchos temen por la imagen de Suiza.
La alta participación en el referéndum ha favorecido al "sí", después de que las encuestas le concedieran durantes meses ventaja al "no". Y el miedo al islam. "Este resultado refleja la profunda inseguridad que siente la población a la hora de tratar con otras religiones", comenta Manfred Weber, europarlamentario alemán de la Unión Cristianosocial, en el diario Passauer Neue Presse. Según Weber, el fenómeno no afecta exclusivamente a los vecinos suizos. "Tenemos que iniciar un debate sobre la identidad europea en todo el continente. De lo contrario, no podremos evitar que se formen sociedades paralelas, generándose enormes tensiones", advierte el diputado.
En Suiza, la mayoría de los que han pronunciado- organizaciones varias y representantes de los diversos credos, partidos políticos y organismos económicos- se dice decepcionada y conmocionada. Los juristas consideran que la prohibición tendrá los días contados en cuanto el caso se denuncie ante la Corte Europea de Derechos Humanos. Sin embargo, el delegado de Integración de la ciudad de Zurich, Christof Meier, no cree que un veredicto del tribunal de Estrasburgo pueda cambiar sustancialmente las cosas. "Lamentablemente", dice Meier, "en Suiza seguiremos teniendo que escuchar esta clase de discursos políticos xenófobos".
Autor: Claudia Witte/ LB/ ap/ kna
Editor: Enrique López Magallón