Lucha palmo a palmo por la Casa Blanca
4 de noviembre de 2012Las encuestas indican que la carrera por ocupar la Casa Blanca sigue siendo casi impredecible. A ello se une el hecho de que "Sandy" abría aún todos los titulares e informativos cuando el viernes llegó la última gran incógnita preelectoral: la cifra de desempleo.
Pero el dato, con un 7,9 por ciento prácticamente invariable, no acabó siendo el arma secreta de nadie puesto que uno y otro bando supieron hacer la lectura interesada de la noticia.
Así las cosas, demócratas y republicanos llegan, una vez más, a las últimas horas antes de las elecciones con la pesadilla que lleva repitiéndose durante semanas: una carrera tan ajustada que pocos se atreven a predecir el resultado con firmeza, todo lo contrario que cuatro años atrás.
En juego están, según el particular sistema electoral estadounidense, los 538 votos electorales que reparten los estados. Un candidato necesita al menos 270 votos electorales para ganar y la carrera es tan estrecha que algunos analistas empiezan ya a prepararse para lo peor: un empate que prolongue la incertidumbre hasta semanas o incluso meses.
¿Dónde se decidirá la elección?
La lucha es especialmente denodada en los diez denominados estados bisagra que, tradicionalmente, tienen en su poder la clave de las elecciones estadounidenses: Carolina del Norte, Colorado, Florida, Iowa, Nevada, New Hampshire, Ohio, Pennsylvania, Virgina y Wisconsin.
Una y otra vez -especialmente este último fin de semana- han viajado los candidatos a esos estados, dando incontables mítines en los que no sólo aseguran defender dos recetas radicalmente diferentes para impulsar la aún renqueante economía, sino que, conforme suben los nervios, aumentan los ataques verbales.
"Obamacare", la mezcla del nombre del presidente demócrata y la "health care" o reforma sanitaria que impulsó como programa estrella de su primer mandato, es un término despectivo ya clásico en el vocabulario electoral republicano.
El demócrata por su parte no dudó en hacer su propio juego de palabras, "Romnesia", atacando con ello uno de los considerados puntos más débiles de su rival: el zigzagueo político que se le achaca a Romney.
Y es que el político de pasado moderado se tornó casi ultraconservador para hacerse con la candidatura de su partido durante las primarias, y ahora trata de volver a mostrarse como un político más de centro, capaz de atraer el voto que cuatro años atrás se ganó Obama pero que ahora se siente decepcionado del mandato demócrata.
Más que la presidencia
Pero por mucho que los focos estén dirigidos a los dos aspirantes a ocupar la residencia presidencial más famosa del mundo, el 6 de noviembre en Estados Unidos se decidirán muchos más puestos, de importancia eventualmente estratégica.
Porque en los comicios se renovará toda la Cámara de Representantes, que desde las elecciones intermedias de 2010 está en manos de los republicanos.
Asimismo, está en juego un tercio de los cien escaños del Senado, donde los demócratas mantienen la mayoría por la mínima.
El Congreso es una de las instituciones públicas cuya imagen más se ha deteriorado en los últimos años, fruto de la denodada batalla entre demócratas y unos republicanos que han tratado de bloquear el máximo de iniciativas del gobierno de Obama, lo que ha redundado en prácticamente una parálisis legislativa.
Analistas, sin embargo, no prevén que la situación vaya a cambiar mucho de renovar mandato Obama. Asimismo, si Romney gana pero los demócratas mantienen la mayoría en el Senado, las batallas entre el Capitolio y la Casa Blanca prometen ser igual de duras que lo fueron los últimos años.
Fuente: DPA
Editor: Enrique López