¿Médicos que ayudan morir?
13 de noviembre de 2014Nadie puede evitar que una persona decidida y capaz pueda quitarse la vida, pero tampoco debería ser un cometido en el que los médicos participen. El trabajo de los médicos es conservar la salud y la vida, y así debería seguir siendo.
Los partidarios de la asistencia médica para la eutanasia argumentan que, si los enfermos terminales pudiesen determinar “libremente” su última fase en la vida, se evitarían graves sufrimientos. Se apoyan en el derecho del paciente a una “muerte digna”, frente a una medicina automatizada, fría e impersonal y el yacer hasta que llegue el momento de una muerte dolorosa. Pero... ¿cuán libre es un enfermo terminal para tomar tal decisión?
Aparentemente una “muerte digna”
Aunque nunca se hable abiertamente de ello, también las personas en su sano juicio están sujetas a presiones sociales. ¿Debería dejar a mis parientes la carga de tener que cuidarme meses o incluso años? ¿Debería endosarles mis dolores y penas? ¿Podría soportar tener que ser cuidado por personas extrañas sin ninguna intimidad? Una muerte rápida parecería una solución justa y barata para llegar a esa muerte digna.
Sin embargo, un suicidio así no es digno ni para los pacientes ni para la sociedad que lo permite. Ante la posibilidad de una aceptación legal, el enfermo terminal estaría obligado a plantearse esa pregunta. Un suicidio en el que también influye el miedo a parecer egoísta por querer seguir viviendo no tiene nada que ver con dignidad.
Situación insoportable para los médicos
La legalización del suicidio asistido también llevaría a los médicos a una situación insoportable: Tendrían que asesorar a los pacientes sobre si merece la pena vivir. Según la especialidad medica, durante su vida profesional podrían llegar a asistir a millares de muertes, algo que las organizaciones de médicos rechazan por buenas razones.
No debería existir un mecanismo similar para la muerte, ni en las clínicas, ni en las consultas ni en ningún sitio. Por eso, continúan prohibidas las organizaciones y asociaciones cuyo único objetivo es el suicidio asistido, como la suiza “Dignitas”.
Dedicación a los moribundos
Hospicios e instituciones destinadas a cuidados paliativos muestran una forma digna de tratar a los enfermos terminales: Ofrecen un entorno de acogida donde serán acompañados en los últimos días. Para conseguirlo, entran en juego tanto los medicamentos modernos altamente eficientes para paliar el dolor como el derecho a no prolongar la propia vida artificialmente con aparatos. Lo que no se necesita es un debate sobre el suicidio asistido, sino una mayor atención a los débiles y los enfermos.