México a un mes de AMLO: ¿del pánico al amor?
1 de agosto de 2018El miedo al "populista de izquierda" Andrés Manuel López Obrador (Amlo), del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fue grande en México. El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly, se mostró "alarmado" durante la campaña electoral. Empresarios recomendaron a sus empleados no votar por AMLO para evitar una fuga masiva de inversiones. Pero los electores no se dejaron impresionar. Desde entonces, el peso mexicano está tan fuerte como hace dos años, y el presidente de EE. UU., Donald Trump, elogió a su homólogo electo como un "gran tipo".
Tras las inseguridades de la campaña electoral, las perspectivas en México son buenas, explicó el director del banco BBVA en el país latinoamericano, Carlos Torres. "Las señales del nuevo gobierno son positivas, todo es positivo", dijo en una conferencia de prensa. ¿Se ha pasado del pánico al gran amor en tan solo un mes? ¿O acaso se está otorgando laureles anticipados a un gobierno que apenas asumirá funciones en cinco meses? ¿O es todo un teatro?
¿Habrá una "cuarta transformación"?
Las expectativas y especulaciones de corto plazo influyen más en los mercados financieros que las decisiones políticas. Para las agencias de rating y los agentes de bolsa, que se basan en encuestas, la victoria de AMLO ya estaba cantada. "Esperamos que aumente el consumo local", explicó a DW Gabriela Siller, economista jefe del banco BASE. Eso, probablemente, tendría un efecto positivo sobre la bolsa.
Sin embargo, el hecho de que México siga recibiendo inversiones a largo plazo depende, en gran parte, de las nuevas negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El resultado aún es incierto puesto que Trump insiste en concretar un acuerdo bilateral sin Canadá antes de las elecciones a Congreso en otoño. Esto significa que el gobierno saliente en torno al presidente Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), deberá asumir las negociaciones. No obstante, esa formación política ha desaparecido discretamente del radar. Después de que Peña Nieto otorgara, a último minuto, varias licitaciones públicas para proyectos de construcción, y de que asegurara puestos de gobierno a sus seguidores fieles, se despidió el fin de semana pasado para irse de vacaciones. Ahora, AMLO y su equipo dominan los titulares.
Pese a un sinfín de artículos y explicaciones, es difícil vislumbrar cuáles serán los retos políticos de México a partir de diciembre y si tendrá lugar una "cuarta transformación", como prometió el presidente electo, o si solo habrá correcciones de rumbo. "Porque como Jano, el dios romano de la dualidad, AMLO y los suyos miran al futuro, pero también al pasado", escribió la comentarista Denise Dresser en su columna en el diario Reforma.
Promesas populistas
Por un lado, están las promesas de campaña populistas, en las que AMLO ha hecho hincapié en las últimas semanas, como recortar el sueldo presidencial a la mitad, reducir la burocracia y acabar con el aguinaldo de Navidad, los guardaespaldas, los seguros médicos privados y los choferes para los funcionarios públicos. Otros ejemplos son la venta del avión presidencial y la distribución de los Ministerios en todo el país. Expertos critican ambas propuestas de ineficientes, puesto que podrían generar incluso más costos.
Observadores también advierten de que la idea de reducir a la mitad el financiamiento a los partidos políticos podría resultar problemática si no se controla o prohíbe, al mismo tiempo, el financiamiento privado, la puerta de entrada para el financiamiento ilegal de campañas políticas.
Contradicciones
Por otro lado, están las ideas que los ministros designados y sus asesores han filtrado a la prensa. Andrés López Obrador prometió revocar las reformas estructurales de su antecesor en cuanto a educación y energía. Pero su futuro ministro de Educación, Esteban Moctezuma, explicó que mantendrá algunos aspectos. Asimismo, primero se iba a cancelar la construcción del nuevo aeropuerto de la capital, pero ahora el proyecto será reevaluado.
En cuanto a la seguridad -uno de los temas más importantes para los mexicanos, según encuestas- se pretende acabar con la actual estrategia de la guerra contra el narcotráfico. Mientras que la ministra del Interior designada, Olga Sánchez Cordero, se pronunció a favor de una legalización de las drogas, el presidente mexicano electo siempre ha rechazado una medida de ese tipo. Por su parte, el futuro ministro de Seguridad, Alfonso Durazo, está preparando una ley de amnistía para criminales, que es ampliamente criticada por asociaciones de víctimas.
Una de las preguntas más interesantes es si la participación ciudadana se convertirá en una estrategia de democratización seria, o si solo servirá para desviar la atención de un estilo de gobierno autoritario.
Las contradicciones del futuro gobierno también se reflejan en la designación de sus miembros. Muchos observadores critican, por ejemplo, el nombramiento del expolítico priista Manuel Bartlett como director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). En la noche electoral de 1988, el entonces ministro del Interior de México, fue responsable de un extraño apagón que inclinó la balanza electoral a favor del candidato priista Carlos Salinas.
En otoño, el gobierno de Enrique Peña Nieto deberá presentar el nuevo presupuesto. Este deberá ser aprobado por el Congreso, en el que Morena tiene la mayoría. Entonces sabremos claramente cuáles son las prioridades políticas del nuevo gobierno y cómo planea financiar las pensiones y los programas de becas prometidos, así como nuevas refinerías sin contraer nuevas deudas o aumentar los impuestos.
Autora: Sandra Weiss (VT/CP)
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