Macri y el desafío de gobernar Argentina
10 de diciembre de 2015La transición política en Argentina se perfila poco menos que conflictiva. Después de 12 años de kirchnerismo, Mauricio Macri asume su cargo como nuevo presidente este jueves, 10 de diciembre, pero Cristina Kirchner no será quien le entregue la banda y el bastón, símbolos del poder presidencial, sino que lo hará Federico Pinedo, presidente provisional del Senado por una medida judicial que lo habilitó a ejercer temporalmente la Presidencia de Argentina hasta que Macri jurase en el Congreso.
Ayer hubo manifestaciones de seguidores en los domicilios de Kirchner y de Macri. También decenas de miles de kirchneristas congregados en la Plaza de Mayo siguieron el último discurso de la presidenta saliente. “Cristina Kirchner sigue teniendo mucha popularidad, y su actitud demuestra la ambición política de no desaparecer y de seguir conduciendo el peronismo. Según expertos, no lo va a lograr, porque el peronismo se fragmentará en la oposición. Sin embargo, está utilizando los recursos que le da la presidencia hasta último momento para posicionarse con la ambición de encabezar esa oposición”, señaló la Dra. Mariana Llanos, especialista en política argentina del Instituto GIGA, de Hamburgo, y secretaria general de ALACIP, Asociación Latinoamericana de Ciencia Política, en entrevista con Deutsche Welle.
Antes de abandonar el poder, la expresidenta nombró a cuatro nuevos embajadores y firmó decretos con cientos de nombramientos y una ampliación del gasto público en casi 133.000 millones de, pesos, lo que representa un 10 por ciento más del total del presupuesto nacional. En esta pulseada hasta el último minuto, Cristina Kirchner apuesta a sostener su imagen en un controvertido gesto que, para una gran parte de los argentinos, es consecuente con su política personalista, y para la otra parte, confirma un estilo de liderazgo que le provoca rechazo. “El acto demostró que CFK tiene a sus seguidores y fue simbólico en cuanto a a su fuerte identidad política y a su capacidad de concitar adhesión”, dijo a DW desde Buenos Aires Philip Kitzberger, profesor en Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella e investigador del CONICET.
“La alternancia en el poder es algo muy importante y positivo para una democracia. Todos los argentinos deberían estar juntos celebrando el traspaso de un presidente a otro. Eso sería un gesto de grandeza, compartirlo entre todos y no dividir al país festejando por un lado los que apoyan a Kirchner, y por el otro los que apoyan al nuevo presidente” añadió Mariana Llanos al respecto.
Macri, en situación de “fragilidad”
Según Llanos, Macri se encuentra en “una situación de fragilidad” al no contar con esas mayorías amplísimas que tuvo el último gobierno de Kirchner. Por lo tanto, el desafío, que al mismo tiempo es una gran oportunidad para el nuevo presidente, es gobernar “creando consensos, es decir, construyendo una base política para la cual no le cierran los números con su propio partido.” A su alianza con la tradicional Unión Cívica Radical (UCR), que le proporciona extensión territorial, se suma que Macri controla las provincias más pobladas del país. El gobernador de la capital y la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires son de su mismo color político.” Si bien esta alianza y los resultados electorales son un factor relevante, para alcanzar mayorías en el Congreso, Macri deberá hacer alianzas con los otros partidos, incluyendo sectores del peronismo que gobiernan la mayoría de las otras provincias”, advierte la experta.
Acabar con la polarización: ¿misión imposible?
La polémica por el traspaso del poder, las manifestaciones en pro del nuevo presidente y la despedida a Cristina en reivindicación de los logros sociales es solo un síntoma más de la división existente en la sociedad argentina. “Va a costar un tiempo terminar con la polarización”, opina Llanos. Eso va a depender, entre otras cosas, de lo que pase en la oposición política. La Constitución le permite a Cristina Kirchner volver a postularse a la presidencia dentro de cuatro años. Pero todo dependerá de la lucha interna dentro del peronismo, explica Mariana Llanos: “Cristina está apostando a volver al poder, pero si se da una lucha dentro de la oposición, su figura perdería fuerza. Varios expertos estiman que esa lucha interna en el peronismo no permitirá que ella se sostenga para una próxima elección.” Según Philip Kitzberger, los recursos presidenciales le dan a Macri la capacidad de negociar con los gobernadores para construir mayorías legislativas. “Claro que su margen de maniobra estará relativamente acotado”, remarca, pero agrega que no tiene temores en cuanto a que en la sociedad haya una grieta insalvable: “Veremos cómo se despliega el gobierno de Macri. Ahora empieza un nuevo juego, y no creo que el escenario de polarización que vivimos con CFK se repita tal cual fue.”
El inicio de este gobierno en un clima enrarecido parece augurar tiempos difíciles para Mauricio Macri. Las bajas en las reservas del Banco Central y la inflación en niveles altísimos no le dejarán otra alternativa que aplicar ajustes y reformas, lo que deja prever que habrá protestas. Pero Llanos cree que mucho dependerá del estilo de liderazgo del nuevo mandatario: “La confrontación va a seguir siendo un componente importante de la política del gobierno. No sé si Macri va a lograr terminar con la polarización, pero se espera que cumpla con lo que dijo: que va a gobernar de una manera consensual y republicana. Después de años de concentración y abuso del poder, este cambio representa la esperanza de una forma de hacer política de acuerdo con un patrón más democrático, ya sea porque esa fue una de las promesas de campaña, o por la necesidad de encontrar mayorías para gobernar.”
Para Philip Kitzberger, “ese minué un poco penoso de no ponerse de acuerdo en torno a algo simbólico como el paso de mando, es solo eso, algo simbólico. Si Macri logra sortear obstáculos y estabilizar su Gobierno, creo que tendrá un escenario más favorable, más allá de estos episodios.”