Macron en Fráncfort: el mundo como voluntad y representación
11 de octubre de 2017Una canción en el momento adecuado puede infundir valor. Una canción de cuna puede animar a los niños pequeños. ¿Y qué es la "Oda a la alegría" de Beethoven sino la canción de cuna de Europa? O al menos para la Unión Europea. Más o menos eso deben haber pensado los seguidores del movimiento "Pulso de Europa", que quizás con el clásico de Beethoven podrían infundir algo de ánimo al mandatario francés antes de su presentación en la Universidad de Fráncfort. ¿Quizás también previendo las preguntas demasiado escépticas de la joven audiencia?
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La pregunta seguirá sin respuesta porque Macron llegó con una hora de retraso, por lo que la discusión no se extendió lo suficiente. El parlamentario franco-alemán Daniel Cohn-Bendit y el sociólogo francés Gilles Kepel hablaron con el presidente galo de los retos que afronta el continente: las crisis financieras, el terrorismo, el extremismo, la migración, y sobre todo, del significado de lo que se conoce como proyecto europeo, algo que quizás nunca se pueda definir claramente.
¿Qué importa quién habla?
"La cultura es aglutinante", dijo el presidente francés en Fráncfort, donde se inauguró la Feria del Libro con la presencia de Angela Merkel. Una frase como esta se escucha con frecuencia. "Qué importa quién habla, ha dicho alguien que importa quien habla". Esta frase de Samuel Beckett la usaba el filósofo francés Michel Foucault para ilustrar la tesis de que el lenguaje humano ofrece una enorme cantidad de fórmulas, expresiones y frases para describir el verdadero sentido de lo que se dice.
Que esto siempre sea cierto, es algo que se puede poner en duda cuando el presidente francés toma la palabra para decir "la cultura es aglutinante". No es una idea especialmente original.
Más impresiona esto: "Afrontar la realidad del mundo nos devolverá la esperanza". Esta sentencia da inicio al librito de Macron titulado "Revolución", publicado en noviembre del año pasado, durante la campaña electoral por la presidencia francesa, que finalmente ganó.
Una frase sucinta y densa. Una oración con calidad poética y, al mismo tiempo, una afirmación filosófica. Es un llamado a no dejarse vencer por los hechos, aun cuando parezcan poderosos o dominantes. Es un llamado a no decepcionarse del mundo y quizás también a tener un poco de imprudencia.
Un poco de insolencia
Una impertinencia, porque el mundo sigue siendo poderoso. Una carcasa de acero, como se conoce hace cien años, un mundo forjado por inexorables restricciones de la burocracia, los gremios, asociaciones, aparatos.
Una pequeña insolencia es la sentencia con la que Macron se expresó sobre los desempleados franceses que esperan allá afuera y difícilmente podrán ingresar a la protección que otorga esta carcasa.
Con los medios de la cultura
Y sin embargo, una frase como la de "Revolución" también relativiza a otras, menos brillantes, como algunas sobre la cultura. Macron continuó en Fráncfort con sus frases para reafirmar que la realidad no debe simplemente ser dejada a su albedrío, sino que debe ser superada con los medios que ofrece la cultura. "Cada joven, no importa dónde haya nacido, debe tener acceso a la literatura francesa, a Goethe y Beethoven", señaló Macron. "¡Eso es excelencia!".
Los niños imponen desafíos, dio a entender Macron. Pero es necesario apoyarlos, sobre todo que ellos sean exigentes consigo mismos. No basta tener acceso a la cultura, hay que usarla. Macron, letrado en filosofía, pudo haber pensado en Sartre y su libro "Les mots". En él, el predecesor del existencialismo describe la fuerza liberadora e inspiradora que le debían a las palabras los libros.
Y esa fuerza cultural, explicó Macron en Fráncfort, ahora también debe ser utilizada en la lucha contra el yihadismo y el extremismo. "Un joven bien formado no ingresará a ISIS", señaló, ignorando el hecho de que esa organización yihadista tiene en sus filas a personas altamente cualificadas.
"Necesitamos visiones"
Pero quizás las personas educadas entre los yihadistas son también la excepción a la regla. Tal vez la lucha contra el extremismo sí tiene sus mejores aliados en la cultura. Pero si hay algo que se puede sacar en limpio de todo esto es que la realidad no se doblega con voluntad.
"Necesitamos visiones", dijo en Fráncfort, aparentemente poco impresionado por las decenas de miles de manifestantes que salieron a las calles de París y a otras ciudades de Francia para protestar contra su política laboral. Usted, la calle, tiene poder. Todavía más poder para ofrecerlo al mundo cuando se entiende como una expresión de voluntad y representación.
Autor: Kersten Knipp (MN/VT)