Madres turcas en Berlín: con linternas contra la mafia
12 de septiembre de 2005
Berlín es la ciudad turca más grande fuera de Turquía. Este es más que un decir, porque, en efecto, en la capital alemana viven 122.000 del millón 88 mil turcos que habitan en Alemania. Los turcos, siendo la gran minoría extranjera en Alemania, componen el 40% de la población de Berlín y el 2,5% de la población del país.
En Berlín, los turcos viven, preferentemente, en el populoso barrio de Kreuzberg, más conocido como "pequeño Estambul". Allí, en una de sus esquinas, al frente de una tienda de misceláneas, como cuenta Ferda Ataman en Der Spiegel, se reúnen todas las noches las mamás turcas desesperadas por la cada vez más fuerte incursión de vendedores de droga a la caza de chicos, sus chicos.
¡Fuera vendedores de droga!
Una vez se cercioran de la presencia de las participantes de la acción y armadas con linterna se ponen el delantal de batalla que lleva escrita la consigna: "Si nosotras no luchamos por nuestros hijos, ¿quién más lo hace?". Una vez ataviadas, las mujeres comienzan a gritar consignas como "¡Hoy es mi hijo el afectado, mañana puede ser el tuyo!" o "¡Vendedores de droga fuera!".
Pero, ¿qué mueve a una docena de madres turcas a enfrentársele a la mafia armada sólo con una linterna? También en Alemania el mundillo de las drogas merodea por ciertas calles de las grandes ciudades y, muchos, se han acostumbrado a ello.
No así la trabajadora social Güner Arkis que fundó una iniciativa comunitaria apoyada por las mujeres turcas del céntrico barrio. Un grupo que gana cada vez más adeptos y que ha comprendido que la lucha contra las drogas sólo es posible con la unión. Las mujeres turcas acostumbradas a enfrentar a sus inflexibles hombres reconocieron pronto sólo encarando a los criminales podrían salvar a sus hijos de sus garras.
Niños y jóvenes los más vulnerables
Jeringas de heroinómanos en los parques infantiles, drogadictos deambulando por las calles del barrio y cada vez más jóvenes involucrados en el comercio de estupefacientes demuestran la gravedad de la situación que las estadísticas confirman: en 2004 el 10% de los delitos corresponden a la violación de las leyes contra estupefacientes.
Pero hay un dato más preocupante: el 5% de los criminales del mundo de las drogas en Alemania son niños, en total 115.770. En Berlín, la "criminalidad juvenil" casi se cuadruplicó: de 932 casos en 1991, se pasó a 3.584 en 2003.
El número de chicos extranjeros involucrados sobrepasa en cantidad al de los alemanes. Guardadas las relaciones, no es de extrañarse, pues el 52% de la comunidad turca en Berlín. "Por eso es que nuestros hijos son presa fácil de conquistar", dicen las "Madres sin fronteras", como se autollama el grupo. Y, como los menores no pueden ser encarcelados, se convierten en víctimas predilectas de los cazadores de consumidores y vendedores de drogas.
Fuertes madres turcas: sin policía y sin hombres
Para las mujeres turcas de Berlín las cosas no son fáciles. Mientras la policía declara que no puede estar detrás de cada delincuente, los hombres que apoyaban, en un principio, la acción huyeron en estampida tan pronto como la iniciativa se conoció en los medios.
Las amenazas de muerte tampoco se han hecho esperar. Aún así, las "Madres sin fronteras" siguen alumbrando todos los rincones oscuros del barrio y, aunque no ven todo, si lo perciben, como su animal insignia: el murciélago.