Mayo del 68 en Alemania
27 de mayo de 2008La rebelión recorría las calles de Alemania en 1968 cuando estudiantes y otros manifestantes pretendían cambiar la sociedad con una estrategia de “revuelta continua.” Indignados por ver a antiguos nazis en altos cargos, y enfadados por reformas legales que les parecían antidemocráticas, optaron por ocupar las universidades.
“Fue un tiempo revolucionario que trataba de crear un mundo mejor”, explica Wolfgang Bittner, antiguo abogado y ahora escritor, a DW-WORLD.DE. A sus 66 años, dice haber estado “politizado” durante esa época de estudiante. “Los estudiantes sentíamos que éramos el contrapeso a la sociedad alemana anticuada y burguesa”, dice.
Uno de los cabecillas de ese movimiento estudiantil fue Rudi Dutschke – un líder elocuente y carismático y cabeza de la unión de estudiantes socialistas. Para miles, Dutschke se convirtió en un símbolo del cambio.
Fue blanco de un intento de asesinato en Berlín occidental el 11 de abril de 1968, cometido por Josef Bachmann, un trabajador relacionado con robos y supuestamente simpatizante de la extrema derecha. Dutschke sobrevivió a las balas pero padeció problemas de salud durante el resto de su vida, a consecuencia de los que finalmente murió 11 años después.
Los estudiantes en su día culpaban a los medios de comunicación conservadores de haber provocado el odio contra Dutschke. Acusaban al diario Bild, de llevar a cabo una campaña difamatoria contra Dutschke y la generación del 68.
El 68 aportó novedades
Günter Wallraff, 65, periodista y realizador cinematográfico conocido en todo el país por sus cruzadas contra la desigualdad social, menciona que el año 1968 trajo muchos cambios que hoy en día la gente da por obvios.
“Fueron otorgados más derechos y libertades a las mujeres y los niños, se consiguió uno de los objetivos de los estudiantes que consistía en una representación más democrática, se produjo la liberación sexual: la generación del 68 incitó todo eso”, afirma.
“La sociedad respiraba una nueva vida en aquel entonces,” dice, subrayando los grandes cambios en literatura, música y diseño.
Pero muchos estudiantes querían más y habían dirigido su mirada más allá de la frontera alemana. Aparte de ser antiautoritarios, en su mayoría también eran antiestadounidenses. Se oponían a la guerra de Vietnam y coreaban el nombre del líder comunista vietnamita Ho Chi Minh mientras se enfrentaban a policías con porras durante sus protestas en las calles de Berlín.
Revuelta contra el pasado nazi
El año 1968, en muchos países se vio como los campus universitarios se transformaban en campos de batalla por el cambio social. En París, los estudiantes se aliaron a los sindicatos. En Polonia y en Checoslovaquia la gente se manifestaba contra los regímenes represivos.
Los alemanes sin embargo tenían su propio demonio a batir.
No aceptaban el hecho de tener como presidente a Heinrich Luebke, quien detentó ese cargo de 1959 a 1969. Había trabajado junto al arquitecto Albert Speer durante el régimen nazi y se le acusaba de haber diseñado campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
“Una generación de criminales gobernaba el país después de la guerra y nadie hablaba sobre lo que habían hecho. Tampoco en las escuelas se discutía sobre tales crímenes”, cuenta y añade: “Se veía que algo dramático iba a pasar.”
Una muerte anterior
Los levantamientos estudiantiles en las universidades ya habían comenzado antes del intento de asesinato contra Rudi Dutschke.
Nueve meses antes, en junio de 1967, el estudiante Benno Ohnesorg recibió un disparo por detrás en la cabeza, lanzado por un policía vestido de paisano, mientras protestaba en Berlín contra una visita del Shah de Irán.
Ese disparo sublevó a decenas de miles de estudiantes y fortaleció la oposición contra el gobierno de la gran coalición en Alemania, formado por conservadores cristiano-demócratas y socialdemócratas.
Los manifestantes estaban profundamente frustrados por la forma socialdemócrata de interpretar el socialismo y les acusaban de traidores. También se revelaban contra las leyes de emergencia de 1968, que en caso de crisis nacional traspasaban todo el poder al gobierno – algo que los estudiantes consideraban antidemocrático.
Desagrado en la sociedad alemana
La mayoría de la sociedad alemana no veía a los jóvenes rebeldes – inclusive a Dutschke – y a los otros manifestantes como revolucionarios románticos luchando por grandes ideales. Al principio fueron considerados como una molestia, más tarde como un peligro.
Durante los años cincuenta, Alemania había vivido el “milagro económico”, un tiempo de crecimiento que le permitió ponerse de pie después de la Segunda Guerra Mundial. Muchos alemanes simplemente estaban satisfechos de tener un trabajo, un coche y suficiente dinero para permitirse pasar sus vacaciones en el extranjero.
El ambiente tenso y la violencia que estalló después del asesinato de Ohnesorg y el intento de asesinato de Dutschke dieron origen al terrosismo político de la Fracción del Ejército Rojo (RAF) a final de los años sesenta y principio de los setenta, que sembró pánico por toda Alemania.
Aunque la mayoría de los participantes del movimiento del 68 rechazaba el terrorismo, no todos tenían clara la diferencia que había entre ellos y el grupo terrorista RAF.
Una nueva generación del 68
El movimiento del 68 cambió la sociedad en muchos aspectos diferentes y hoy, 40 años más tarde, Wallraff piensa que un nuevo movimiento puede estar gestándose.
La brecha entre ricos y pobres en Alemania, tasas de inflación crecientes y los recortes de beneficios sociales pueden alimentar la sensación general de que el promedio de los habitantes ha quedado al margen del crecimiento económico.
El surgimiento del nuevo partido “La Izquierda” y su aumento de popularidad es otra señal de que el país está cerca de un cambio. “Un nuevo movimiento social en Alemania – uno que haya aprendido de los errores del pasado y que no sea dogmático ni partisano – debería haber surgido ya hace tiempo”, concluye Wallraff.