Medicamentos:¿Salud o negocio?
16 de marzo de 2006
"Caían como fichas de dominó", declaró uno de los participantes en los experimentos al diario inglés "Sun". Al contrario que sus compañeros, este "conejillo de indias" salió bien parado al haber ingerido solo un placebo sin principios activos.
La empresa alemana, TeGenero AG, fabricó el medicamento con el que comenzó las pruebas en 1997. Hasta ahora no se habían mostrado efectos secundarios pero entre tanto, seis de los conejillos participantes en el experimento continúan en estado grave en la unidad de cuidados intensivos en el hospital de Northwick Park.
Mientras tanto los representantes de la empresa fabricante tan sólo se han disculpado ante los pacientes manifestando que están conmocionados por los terribles efectos del medicamento.
Empresas en tela de juicio
Pese a la confianza del ciudadano en la medicina moderna, cada vez son más las voces que se levantan contra el monopolio de los grandes consorcios farmacéuticos. Para que un medicamento obtenga permiso para salir al mercado, son necesarios estudios en humanos que demuestren que tiene más ventajas que un placebo, comparando las reacciones en varias personas.
Sin embargo, cada día más las empresas prescinden de esta comparación limitándose a demostrar que la nueva sustancia es mejor que el tratamiento considerado válido hasta entonces. Si bien estas prácticas facilitan la salida al mercado de nuevos productos, no garantizan mayores virtudes curativas.
Monopolio de patentes
Además del peligro de los efectos secundarios, algunas ONGs como Médicos sin Fronteras u OXFAM acusan a las empresas de conceder más importancia a su patrimonio (protegido por las patentes) que las vidas humanas. Por su parte, las empresas se defienden alegando que no son un servicio sanitario mundial. Enfermedades para las que actualmente existen tratamientos efectivos como malaria, SIDA; o meningitis, podrían ser combatidas si los pacientes tuviesen acceso a los medicamentos, acceso impedido por los precios de las licencias.
La empresa privada está obligada a su accionariado vendiendo el desarrollo de medicamentos. Así como nadie acusa a los fabricantes de alimentos cuando hay hambruna en algún lugar de África, los consorcios se escudan en que se les responsabiliza de los problemas sanitarios del planeta.
Y como blanco de la crítica, las acciones legales contra los consorcios aumentan día a día provocando también el fracaso de nuevas licencias para comercializar medicamentos "útiles". ¿Motivo de alegría? No para los pacientes. Mientras se reduce el riesgo de medicamentos perjudiciales, también la esperanza de curar sus enfermedades.