Migración ambiental: un fenómeno complejo
29 de octubre de 2013Desde 2011, Dina Ionesco se desempeña como Responsable de Políticas sobre Migración, Medio Ambiente y Cambio Climático de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). En este rol, coordina la contribución de la OIM a las negociaciones internacionales sobre el clima, desarrolla planes de colaboración con otras instituciones, dirige programas de capacitación y publica artículos sobre el tema.
La Organización Internacional para las Migraciones, con sede en Ginebra, trabaja en todo el mundo dando apoyo a los migrantes. La organización precursora de la actual OIM fue creada en 1951 con el fin de atender a los refugiados de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, la organización cuenta con 151 estados miembros.
Global Ideas: Actualmente, el caso del señor Ioane Teitiota proveniente de la isla de Kiribati está atrayendo la atención mundial. Teitiota ha solicitado al Primer Ministro de Nueva Zelanda asilo para él y su familia como refugiados climáticos. Su argumento es que, debido al aumento del nivel del mar, la familia no tendría ningún futuro en su patria. Ahora, Nueva Zelanda tiene que tomar una decisión sobre la solicitud de asilo.
Usted trabaja para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), una de las principales organizaciones mundiales de los migrantes. ¿La OIM reconocería a Ioane Teitiota y su familia como refugiados climáticos?
Dina Ionesco: Eso es algo que tiene que decir Nueva Zelanda. En primera línea, es un asunto de cada país determinar los criterios aptos como motivo para conceder asilo. La OIM es únicamente una plataforma para discutir la relación entre la migración y los factores ambientales, y buscar conjuntamente soluciones factibles.
De todas maneras, nosotros como OIM, no utilizamos el término “refugiado climático” pero hablamos de “migrantes ambientales”. La Convención de Ginebra, es la que define oficialmente quien es reconocido como refugiado, y el clima no proporciona tal motivo. Hasta ahora, se considera refugiado solamente a aquella persona que es perseguida por sus creencias políticas o religiosas.
Sin embargo, la OIM reconoce explícitamente que el cambio climático puede ser una razón para la migración. En el 2007 los Estados Miembros de la OIM ya se pusieron de acuerdo para reconocer oficialmente la definición de “migrantes ambientales”.
Así es, esta definición es el resultado de 20 años de trabajo duro - y ahora incluso se la utiliza ampliamente en el debate internacional, pero sigue siendo objeto de muchas críticas. La definición surgió en vísperas de la conferencia de Copenhague sobre el clima cuando en la IOM, por una parte, surgió una mayor conciencia de la influencia del medio ambiente y el clima en los movimientos migratorios de las personas y, por otra, el deterioro de las condiciones ambientales debido al cambio climático resultó cada vez más evidente.
¿A quiénes consideran ustedes como “migrantes ambientales”?
Cuando se trata de condiciones ambientales, las razones más comunes por las que las personas abandonen sus hogares son las inundaciones y sequías, o los cambios en las precipitaciones. Nuestra definición cubre todo lo tipo de migración causada por los cambios ambientales, tanto a causa de los desastres naturales agudos, como al un deterioro gradual de las condiciones ambientales, por ejemplo, la degradación de los suelos. Lo fundamental en nuestro enfoque es que consideramos como migrantes ambientales tanto a aquellos que huyen de un peligro inminente, como a los que libremente deciden abandonar su patria.
La OIM subraya que su definición no tiene consecuencias normativas, sino que simplemente describe lo que es un migrante ambiental. Si la definición no tiene ninguna consecuencia práctica, ¿para qué sirve entonces?
La necesitamos para crear conciencia de que los cambios en el clima juegan un papel importante en el desencadenamiento de los movimientos migratorios humanos. La necesitamos para promover que el tema sea tomado en cuenta en la elaboración de políticas.
¿Tiene la OIM previsto también trabajar a largo plazo en lograr que las personas puedan ser legalmente reconocidas como “refugiadas ambientales” - por ejemplo, dentro del marco de la Convención de Ginebra?
Tenemos que ser realistas sobre lo que los países quieren. Por el momento, ellos no tienen gran interés en enmendar la Convención de Ginebra. Por eso tampoco lo intentaremos.
Pero también hay que recordar que el estatus de refugiados ambientales no reconoce a todos los migrantes ambientales ya que una gran parte de los movimientos poblacionales ocurre dentro de un país. Por supuesto, reconocemos que la situación jurídica de los migrantes juega un papel importante cuando se trata de la migración transnacional. Sin embargo, es solo una de varias maneras de apoyar a los migrantes.
¿Qué otras opciones hay?
La OIM trabaja en el fortalecimiento de todo tipo de instrumentos para proteger a migrantes, como por ejemplo los tratados bilaterales para acoger temporalmente a los habitantes de un país vecino después de un desastre natural. También trabajamos en la admisión de los trabajadores migrantes y el establecimiento de centros de asesoramiento. Las estructuras de apoyo a migrantes ambientales en realidad ya existen, solamente hay que implementarlas y ampliarlas. Por ejemplo, existe la llamada Convención de Kampala, que es un acuerdo entre los Estados africanos para regular la migración interna.
Sin embargo, los países que ya están elaborando sus propias estrategias internas para adaptarse al cambio climático, tendrían que considerar adicionalmente el tema de la movilidad. Y, por supuesto, este tema puede y se debe visto desde la perspectiva de los derechos humanos y de proteger los derechos de los migrantes en toda situación.
Ioane Teitiota de Kiribati es actualmente el más prominente “refugiado climático” o “migrante ambiental”. ¿Cree usted que cada vez más personas tomarán este rol?
Una encuesta realizada el 2011 por el instituto de sondeo Gallup reveló de que uno de cada diez adultos cree que las condiciones ambientales en los próximos diez años podrían ser por lo menos una razón para emigrar.
Sin embargo, hay que recordar que las causas de la migración son en su mayoría muy complejas. De hecho, aparte de las condiciones ambientales, casi siempre están en juego otros factores como la situación política, los conflictos o la situación económica en un país. Tomemos por ejemplo al Cuerno de África. Allí, la sequía, la hambruna y los conflictos políticos han provocado situaciones extremas y consecuentemente movimientos migratorios muy complejos. El medio ambiente es una de las muchas causas.
En el año 2011, el Consejo de Seguridad de la ONU por primera vez, estudió la relación entre el cambio climático y la seguridad.¿El tema afecta también a la seguridad?
Sí. El tema de la migración por causas ambientales interviene en todos los sectores de la sociedad. Entre otras cosas, la migración exacerba los conflictos ya existentes. Hay casos en que por ejemplo las personas emigran escapando de la sequía en una región y llegan a otra donde hay escasez de agua. En este sentido, sí hay una relación entre las cuestiones de migración ambiental y seguridad.
En los medios de comunicación se maneja el número de 200 mil millones que el científico de Oxford, Norman Meyers, calculó el 2005. Tomando en cuenta la complejidad del tema, ¿Cómo se puede calcular cuántos migrantes ambientales existen en todo el mundo?
Hay que tener mucho cuidado con los números. Lo que importa es lo que estas cifras realmente representan. Una opción consiste en contar cuantas personas viven en zonas en peligro y amenazadas por el cambio climático. Por ejemplo, el llamado Informe Foresight del Reino Unido estima que anualmente 520 millones de personas que viven en zonas costeras están en riesgo de sufrir inundaciones y 120 millones de personas se ven amenazadas por los ciclones. Estos números suenan dramáticos, pero no dicen nada sobre cuántas personas realmente se verán afectadas después de la catástrofe y cuántos luego tendrán que emigrar a consecuencia de estos fenómenos.
Asimismo, es muy difícil obtener estadísticas fiables ya que una gran parte de la migración se lleva a cabo dentro de los propios países. Las cifras relativamente precisas que tenemos son sobre cuántas personas tuvieron que abandonar sus hogares a causa de desastres naturales a nivel mundial. El 2012, fueron aproximadamente 32 millones de personas.
En general, no tiene sentido siempre clavar la vista a las cifras grandes. El fenómeno de la migración ambiental es muy complejo y las grandes cifras pueden afectar la capacidad de discernir las diferencias entre los distintos tipos de migraciones. También hay que tener cuidado de no ver la migración desde su lado negativo. La migración también supone un gran potencial positivo para la adaptación al cambio climático.
Autora: Sonia Phalnikar / CS
Editor: Enrique López