Ministro de Defensa alemán en Afganistán
12 de noviembre de 2009Se trata de su primer viaje al extranjero desde que asumió el cargo Karl Theodor zu Guttenberg y lo que se ha encontrado a su llegada ha sido una ciudad amurallada. La situación en el país asiático es crítica y por ello el ministro quiere demostrar su respaldo a los soldados alemanes estacionados en las montañas de Hindu Kush.
Su viaje no fue anunciado por razones de seguridad, lo que se nota a su llegada, afirma el semanario “Der Spiegel". Incluso viajando dentro de vehículos blindados, sus ocupantes llevan todos chalecos antibalas. El ministro fue custodiado por un ejército de guardaespaldas y no se ahabía anunciado ni la hora ni el lugar adónde llegaría el convoy en el que viajaba, para evitar posibles atentados. Entre tanto este tipo de medidas de seguridad son habituales en Afganistán, cuando se encuentra de visita un político occidental.
Meteórica carrera
Zu Guttenberg, que lleva apenas 15 días en el cargo, es llamado el astro de la política alemana, que alude a su meteórica carrera. A los 37 años dirigirá una tropa integrada por más de 250.000 soldados, de los cuales 4.580 están estacionados en Afganistán, y habrá de manejar un presupuesto anual de unos 30 mil millones de euros. Antes de ocuparse de la cartera de Defensa, fue ministro de Economía en tiempos de crisis financiera.
Ahora, el político proveniente de las filas de la conservadora Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, se encuentra ante un nuevo desafío: conducir las fuerzas armadas alemanas durante su misión internacional más crítica desde su fundación en 1955, que no está exenta de controversia y temor entre la población alemana. La misión responde a las expectativas de los aliados, particularmente de Estados Unidos, que esperan una contribución de los alemanes a la seguridad global.
La pesadilla afgana
Afganistán se ha convertido en una pesadilla para los soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), de la OTAN, debido a la sangrienta insurrección de los talibanes pese a la presencia de más de 100.000 soldados extranjeros, 68.000 de ellos, estadounidenses.
Los constantes atentados contra soldados de las fuerzas ISAF, sobre todo estadounidenses y británicos, estacionados en el sur y en el este del país asiático, han convertido al 2009 en el más sangriento desde la caída del régimen talibán en el 2001. En Gran Bretaña, tras el brutal asesinato de cinco soldados la semana pasada, la indignación de la población es grande.
La apuesta de Obama
Stanley McChrystal, comandante en jefe, desde junio pasado, de las tropas ISAF de la OTAN, en la que participan los contingentes de 40 naciones ha pedido al presidente Barack Obama que envíe un refuerzo de 40.000 tropas adicionales, tanto de combate como de apoyo a las labores de entrenamiento.
El gobierno estadounidense está por determinar su apuesta en Afganistán en un momento en que la guerra y la tragedia presionan a la joven administración Obama. La matanza en la base de Fort Hood, protagonizada por el psiquiatra militar Nidal Malik Hasan quien se negaba a ser enviado a Irak, ha sido un revés para Obama. Dicho cuartel militar, el mayor en EEUU, con unos 55.000 militares, es la puerta de salida hacia las Irak y Afganistán. De los 46.000 soldados caídos en Irak, unos 500 tenían su base en Fort Hood. Obama inició este jueves un periplo por Asia, para deliberar con líderes de esta región sobre la estrategia afgana.
Una vez adoptada la estrategia de Washington, el resto de los aliados, Alemania incluída, deliberará sobre su propia contribución. El mandato del ejército alemán en Afganistán concluye a mediados de diciembre, para entonces el parlamento alemán deberá decidir sobre su prolongación.
Autora: Eva Usi
Editora: Claudia Herrera Pahl