Mitos y realidades del campo europeo
25 de abril de 2008En todo el mundo suben los precios de los alimentos. Los países en desarrollo padecen especialmente los efectos de este fenómeno. ¿Quién es el culpable? La mayoría de los ciudadanos de la Unión Europea (UE) opina que el propio bloque comunitario. La política agraria europea consume 42 mil millones de euros cada año y representa más de 40 por ciento del presupuesto total de la UE.
Alemania, donante y receptor
Alemania es uno de los grandes contribuyentes a estos pagos; tiene una participación anual cercana a los nueve mil millones de euros por año en la subvención a la industria y a cambio recibe seis mil millones de euros en subvenciones europeas.
En esencia, el dinero va a dar directamente a las empresas, pero además es canalizado hacia programas de desarrollo de terreno para usos agropecuarios. “No existe una relación directa entre las subvenciones agrarias de la Unión Europea y el incremento en los precios de los alimentos, ni con la carestía en países en desarrollo”, dice Michael Mann, vocero de la comisaria europea en asuntos agrarios, Mariann Fischer Boel.
“Hace 15 años pudiera haberse reprochado a la Unión Europea ofrecer productos a muy bajos precios en el mercado internacional. En aquellos días se dedicaban 10 mil millones de euros a subvencionar productos agrarios de exportación. El año pasado esta cifra era de tan sólo 1.400 millones de euros”, explica el funcionario. Próximamente, añade Mann, también dejarán de pagarse subvenciones a productos lácteos.
El problema es la inequidad
Therry Kesteloot, de la organización Oxfam, coincide en que por lo menos a primera vista no existe una relación causa-efecto entre los subsidios europeos y el encarecimiento de los alimentos. “Si tomamos en cuenta la evolución de las subvenciones a largo plazo, vemos que algunas de ellas ayudaron a mantener la competitividad de los productos europeos en el mercado internacional. Pero esto ha impedido el desarrollo de una política agraria en los países en desarrollo, y ése es el fenómeno principal que nosotros denunciamos”, dice.
Algunos países, entre ellos Alemania, se niegan a abrir la información sobre quién y cuánto recibe, de este dinero proveniente de Bruselas. Esto también cambiará pronto, según Michael Mann.
Habrá más transparencia
“A partir de 2009, cada receptor de subvenciones deberá manifestar públicamente con cuánto dinero ha sido beneficiado, y bajo qué concepto. Luego, cada país por separado dará a conocer la información que le corresponde. Habrá un sitio de Internet específico para estos propósitos”, señala.
Este proceso de reformas en el sistema de subvenciones agrarias para Europa se encuentra desde hace cinco años en plena ebullición. Próximamente se incorporarán estándares específicos en cuanto a la preservación del medio ambiente, la conservación de especies animales y la seguridad alimentaria.
Y acaso lo más importante: se recortarán las subvenciones a los grandes productores agrarios europeos.