Montañismo: "Las mujeres árabes pueden conquistar el mundo"
30 de enero de 2019DW: ¿Qué significa para usted el montañismo?
Fátima Deryan: Sinceramente, me gustaría que el alpinismo fuera mi profesión, pero no puede ser así. Tengo que ganar mucho dinero para hacer realidad mi gran sueño. Significa huir de la vida cotidiana y urbana. Cargarme de energía positiva y fortalecer mi autoestima. Estar en armonía conmigo misma. Significa reequilibrar mis pensamientos y estar mentalmente sana. El montañismo es para mí, en el verdadero sentido de la palabra, mi cielo en la tierra y donde encuentro la felicidad.
¿Cómo comenzó a escalar montañas?
Nací en Kuwait. Mi familia se mudó al Líbano cuando tenía dos años, y nueve, cuando empezamos a vivir en Dubai. Siempre he practicado muchos deportes.
En 2015 escuché una ponencia de Omar Samras, el primer egipcio que ascendió al Everest. Me recordó un objetivo que yo me había impuesto hacía mucho tiempo. Desde los 14 años de edad, siempre quise escalar el Everest. Estuve cinco veces en Nepal, sobrevolé dos veces el Everest y siempre decía: Un día estaré en la cima de esa montaña. Entonces, probé a escalar el Elbrús en Rusia para ver si me gustaba. Después me convertí en una adicta al montañismo.
Una mujer que hace montañismo. No hay muchas en un mundo árabe dominado por hombres. ¿Qué obstáculos ha tenido que superar?
Constantemente digo que el mundo árabe se encuentra en fase de transición. Es verdad que está dominado por los hombres, pero las mujeres comienzan poco a poco a estar presentes en muchos ámbitos. Consiguen lo que antes era imposible en el mundo de los negocios, los deportes y la cultura.
Cuando comencé a practicar montañismo, fue muy difícil convencer a mi familia de que estaría sola o tan aislada que no podríamos comunicarnos. Fue duro para ellos, pero logré convencerlos. La verdad es que no he tenido que superar muchas dificultades para poder vivir mi pasión.
¿Cómo describiría su forma de ser?
Soy una mujer fuerte mental y físicamente. Me gusta reírme y disfrutar de las cosas simples de la vida. Para mí, lo importante son las experiencias y no las cosas materiales. Tengo dos trabajos. Cuando no escalo, trabajo en el sector financiero, en mi propia empresa. Es decir, trabajo duro para ganar dinero. Intento llevar una vida positiva, feliz y equilibrada.
¿Cómo se prepara usted para escalar el Everest?
De seis a siete de la mañana hago entrenamiento con pesas y después trabajo todo el día. Cuando llego a casa por la noche, entreno en intervalos de alta densidad. Dos veces a la semana, corro diez kilómetros. De dos a tres veces por semana, entreno en un recódromo. Los fines de semana, hago senderismo.
¿Con qué expectativas piensa escalar la montaña más alta del mundo?
Creo que quien intente escalar una montaña, piensa en alcanzar la cima. Quiero estar en ella, pero soy consciente de que las cosas puede que no funcionen como yo quiero. Es genial tener la oportunidad de pasar casi 50 días en esa montaña y vivir esa experiencia. La guinda del pastel sería regresar a casa habiendo llegado a la cima del Everest.
¿Hay algún mensaje que quiera enviar a las mujeres árabes?
Sí. Al escalar el Everest quiero demostrar que una mujer árabe es capaz de luchar contra todas las limitaciones impuestas por la sociedad. Solo puede ganarse la libertad con hechos. Si quiere algo de verdad, tiene que luchar duro para obtenerlo. Ser fuerte no significa no ser suficientemente femenina.
Las mujeres árabes todavía están en la fase de conquistar su independencia y lograr sus objetivos por sí mismas. La mayoría de las mujeres cree que es muy difícil ser autosuficiente. Todo lo que la mujer necesita es trabajar duro y ser valiente. Quiero que las mujeres árabes sepan que son bellas, fuertes y que pueden conquistar el mundo. Es solo cuestión de actitud.
Fátima Deryan es una alpinista libanesa que ya ha conseguido cinco de las Siete Cumbres, las montañas más altas de todos los continentes. Solo le faltan el Everest y el Vinson. A finales de marzo, esta mujer de 26 años viajará a Nepal para escalar el Everest. Por cierto, la primera mujer árabe en conquistar la cima de esa montaña fue la palestina Suzanne Al Houby, en primavera de 2011.
(rmr/er)
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