¿Moralista o anacrónico?
31 de julio de 2003La Conferencia Episcopal Alemana ha recibido con beneplácito el documento emitido y publicado hoy por el Vaticano que exhorta a los políticos cristianos a oponerse a las leyes que favorezcan el matrimonio homosexual, negándole a éste toda legitimidad. El revuelo que ha causado este documento, surgido de la pluma del cardenal alemán Joseph Ratzinger -conocido por su activismo conservador en el seno de la Iglesia- se suma al originado por las declaraciones del mismo tenor del presidente norteamericano George W. Bush.
"Homo-Ehe" alemán
En Alemania –país en que desde el 1 de agosto de 2001 las parejas homosexuales pueden "registrar" su convivencia, obteniendo así bastantes de los derechos de que gozan las parejas heterosexuales- el documento ha provocado el resurgimiento del debate público, pues fue el bloque político que se encuentra en el gobierno el que propuso e hizo entrar en vigencia la ley, en contra de la opinión cristianodemócrata.
Bush y Ratzinger concuerdan
"No existe fundamento alguno para hacer analogías entre las convivencias entre homosexuales y el plan divino para el matrimonio y la familia. El matrimonio es sagrado, mientras que las relaciones homosexuales chocan contra las leyes morales naturales", reza el documento que arremete contra la legalización de lo que en Alemania se conoce como el "matrimonio homo". Coincidentemente, el presidente norteamericano se pronunció sólo 24 horas antes al respecto, argumentando que la institución en cuestión está reservada para hombre y mujer. Sin embargo, "no se debe aislar a los homosexuales", añadió, "pues estoy consciente de que todos somos pecadores".
No a la adopción
La Iglesia Evangélica alemana se pronunció acerca del tema, calificando el matrimonio entre personas del mismo sexo como "ético". Sin embargo, coincide con Roma en cuanto a la protección de la familia. El documento de doce páginas se opone rotundamente a que se apruebe la adopción de niños por estas parejas, calificándolo de "una violación al niño" que no sólo se opone al credo sino a los acuerdos de las Naciones Unidas cuya prioridad es el bienestar infantil.
La diatriba católica contra una ley que se ha instaurado en varios países –Alemania, Holanda, Dinamarca, Noruega, Suecia, Islandia, Finlandia, Francia, Bélgica, Suiza, Reino Unido, Australia y Argentina- no se arredra ante los hechos consumados, sino que exige de los políticos católicos resistirse y manifestarse públicamente en contra de esas leyes, "como una obligación moral".
Católico sí, pero no inquisidor
"Soy católico practicante, pero creo que mi tarea como político no es decirle a la gente cómo tiene que vivir", declaró Jürgen Rüttgers, líder de la Unión Cristianodemocráta (CDU) en Renania. Por su parte, el portavoz de la CDU para asuntos de Iglesias, Hermann Kues, destacó que el Vaticano había reforzado la opinión de su partido en cuanto a la prioridad que debe tener el matrimonio heterosexual, pero resaltó que las parejas homosexuales deben ser toleradas y respetadas.
Por su parte, Los Verdes –los que propulsaron la ley en Alemania-, socialdemócratas, Liberales y la Asociación de Homosexuales coinciden en no ver nada de inmoral en la ley. Algunos de ellos, incluso, califican el documento de ejemplo de fanatismo e intolerancia. (mb)